José Antonio Marina: «La estupidez es nuestra gran amenaza»

–«Pequeño tratado de los grandes vicios». Aquí, para definir a un hombre sin vicios, decimos: no bebe, no fuma, no es mujeriego...
–Ésos son los pequeños vicios. Los grandes se enmarcan, se exhiben y despiertan admiración. El afán de poder, por ejemplo.

–«Nunca hemos sabido más y nunca hemos recordado menos», escribe. ¿Qué tendríamos que recordar?
–Cómo hemos llegado hasta aquí. Tragedias y errores.

–«Una de las razones de la crisis es que los bancos estaban vendiendo productos financieros que casi nadie entendía». Muy mal, ¿no?
–El mal es no reconocer que no entendemos.

–¿Y cree que ahora entendemos más?
–Los bancos y los gobiernos están como antes. Vivimos en la ceremonia de la confusión económica.

–¿Conoce a muchos hombres virtuosos?
–Sí, pero conozco a más mujeres virtuosas. Los hombres somos muy vanidosos, y eso nos pierde. La mujer es menos vanidosa y más valiosa.

–¿Por qué sentimos fascinación por el mal?
–Creemos que es muy poderoso.

–Señala los vicios capitales. La soberbia,¿es el peor?
–Lo era antes; ahora es la pereza. No vivir sólo para trabajar es pereza sabia; la mala es la que nos lleva a abandonar todo afán de grandeza.

–Dice que la ira es el vicio más disculpable...
–Sí, porque puede ser muy malo no sentir ira por nada ni ante nadie.

–La envidia: el tópico dice que es el pecado más español.
–Es mediterráneo. Los del norte emulan y nosotros envidiamos. Los católicos envidian y los protestantes admiran.

–Parece que la avaricia no rompe el saco...
–La avaricia aumenta el saco. Es la culpable de la crisis.

–La lujuria casi nadie la ve como un vicio, ¿no?
–Cuando el sexo anula todo lo demás lo es.

–La gula peligra con la crisis...
–Hoy no sería comer mucho, sino el consumo de drogas.

–En fin, ¿qué o quién nos salvará?
–La inteligencia. La estupidez es nuestra gran amenaza. Y hay mucha.

–«Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro». (Einstein)