Londres
Una Biblioteca Nacional «devaluada»
Milagros del Corral, dispuesta a abandonar el cargo, y tres ex directores, Luis Alberto de Cuenca, Luis Racionero y Jon Juaristi, protestan por la decisión del Gobierno
Todos han coincido en la valoración. Un grave error. Luis Alberto de Cuenca, Luis Racionero y Jon Juaristi, los tres responsables en etapas anteriores de la Biblioteca Nacional, han mostrado su disconformidad con la intención del Gobierno de rebajar el estatus administrativo de la institución pública, la más antigua que existe en España, y han entendido la decisión de Milagros del Corral de presentar su dimisión si este proceso sigue adelante.
«Por supuesto que la degradan. Sub, significa bajar. Si fuera super, la hubieran ascendido. Rebajarla es un disparate monumental. Como una vez dijo Talleyrand, peor que una equivocación, una tontería», afirmó Luis Racionero. «Creo que lo que ha dicho Milagros del Corral es muy atinado. No es una buena medida, sobre todo porque en 2011 se celebra el III centenario de su creación y ya estaban preparando los fastos», aseguró Luis Alberto de Cuenca. «Es una subvaloración y un tratamiento despreciativo hacia uno de los tesoros de la nación y uno de los referentes culturales junto al Museo del Prado», comentó jon Juaristi. Una de las más importantesNo acaban ahí ni las quejas ni las adhesiones. Junto a ellos, Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España, apuntó que «es una de las cuatro bibliotecas más importantes del mundo, junto a la de Washington, Londres y París. Quitando el Museo del Prado, no existe ninguna institución en España de esta importancia».
Y Pablo Jauralde Pou, catedrático en la Universidad Autónoma de Madrid y uno de los filólogos de mayor prestigio en nuestro país, glosó su sentimiento ante la iniciativa que se ha adoptado hacia uno de los emblemas de nuestro panorama cultural: «Han torpedeado una de las instituciones de mayor prestigio de nuestro país y una de las mejores bibliotecas del mundo. Del Corral y su equipo habían conseguido que no fuera sólo un depósito de libros, también un motor de la difusión cultural. Está en la primera línea de la digitalización. He intentado consultar un periódico de comienzos del siglo XX en EE UU. No podía porque no están disponibles. En la Biblioteca Nacional Española ya es accesible esta información».¿Pero cuál ha sido la reacción de la actual directora? «Abandonaré la dirección si no se revoca el recorte de la Biblioteca Nacional. No aceptaré un contrato de alta dirección, porque no busco una solución personal, sino mantener la importancia cultural que posee esta institución y el rango administrativo que tiene desde hace veinte años en vísperas de los 300 años de su existencia». Y añadió: «No quiero avalar con mis presencia que hayan devaluado la Biblioteca Nacional».
Del Corral sostuvo ayer un encuentro «cordial» con Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura, y apuntó que está «dispuesta a continuar en su puesto hasta que se culmine el proceso de transición». La excusa que algunos han argumentado para quitar el rango, no sirve. La Biblioteca Nacional se convirtió en dirección general por algo: lo merecía. Un gesto nobleEs lo que sostienen los ex directores de la Biblioteca Nacional consultados por este diario. «Claro que entiendo la postura de Milagros del Corral. Y me parece admirable que en un país donde no dimite nadie, ella haya tenido este noble gesto en esta batalla», subrayó Racionero. «Es una marcha atrás. No tiene sentido, se penaliza a la institución», prosigue Luis Alberto de Cuenca.
Jon Juaristi va más lejos: «En estas dos legislaturas, el Ejecutivo ha tenido un tratamiento bastante indigno hacia la Biblioteca Nacional. El periodo de Rosa Regás fue nefasto. Y ahora esto. Hay una frivolización. Sustituirla por una subdirección revela cuál es la visión que tiene Cultura. Del Corral lo estaba haciendo muy bien. Recuperaba la dignidad de la institución. Es típico de la mentalidad del Partido Socialista y su desprecio hacia la cultura del libro».
Jauralde Pou, por su parte, señala: «Es una falta absoluta de sensibilidad. Para una cosa que funcionaba bien, van y se la cargan. No hay ahorro ninguno. Con el sueldo de un senador da para dos directores; con el de tres concejales para varios bibliotecarios. Recortan por aquí porque supondrán que no tendrán desgaste político. La gente no dirá nada». En la red ya se pueden leer comentarios así: «En nada hablaremos de la época dorada de la Biblioteca Nacional».
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