Conciliación

«Mis tres hijos y yo sobrevivimos con 100 euros al mes»

«Mis tres hijos y yo sobrevivimos con 100 euros al mes»
«Mis tres hijos y yo sobrevivimos con 100 euros al mes»larazon

A los cuatro años, Marchelina Rosero enfermó. La polio terminó con su infancia feliz y "sólo podía gatear". Después de una juventud difícil, abandonada por sus padres, la edad adulta la dio un respiro. Tuvo a sus dos primeros hijos Danny y Josselyn y hasta que la crisis no azotó con especial virulencia nuestro país, no le faltó trabajo. A pesar de andar gracias a dos prótesis, su fortaleza le ha llevado a superarse continuamente: "Fui de las últimas en caer cuando reestructuraron Repsol. Era la secretaria del director de Recursos Humanos. Me quisieron recolocar pero no hablo inglés y era un requisito indispensable". Este obstáculo se suma a la discapacidad, valorada en un 75 por ciento, y que la obliga a moverse en silla de ruedas. Sin embargo, la ayuda de personas desinteresadas como Patricia Maldonado, una joven que cada semana la da gratis clases de inglés, o de la Fundación Prójimo Próximo que, con 2.500 euros, le han costeado la mitad de las prótesis que la ayudarán a volver a ponerse en pie y seguir buscando trabajo. Sin embargo, hasta que un empleador la elija entre los 5,6 millones de parados, Marchelina, sus hijos mayores y el pequeño Diego, de tan sólo seis años "sobrevivimos con 100 euros al mes". En la cuenta corriente de la familia Rosero sólo entran 340 euros cada primero de mes y, al mismo tiempo, salen 240 en concepto de alquiler. ¿Cómo subsisten cuatro personas con 25 euros para cada uno? Ahí es donde vuelve a jugar un papel esencial la solidaridad de los que la rodean:"Algunos vecinos me traen pan y, de vez en cuando, también bollos para Diego", afirma, mientras su hija explica como una parroquia cercana, Santa Luisa Marillac, "cada quince días le da una bolsa de comida a mi madre y no veas cómo se apaña", la mira cómplice.

Aunque la familia Rosero sabe que la situación es difícil, la matriarca no se desespera: "Además de aprender inglés, también me apunté a la UNED. No quiero dejar de prepararme". Sus hijos siguen la misma estela: Danny, el mayor, cursa el último año de Bachillerato, y le gustaría ser ingeniero de telecomunicaciones; Josselyn, la mediana, opta por la arquitectura. Y el menor de la casa, Diego, sueña con las matemáticas y "siempre está viendo documentales sobre el espacio", añade la madre mientras su hijo se entretiene con el ordenador.