Asia

Bangkok

El «mercader de la muerte» será juzgado en EE UU

Viktor Bout vendió armas, dicen, a todo el que quiso comprarlas: desde Ben Laden a los antitalibán afganos.

Viktor Bout tendrá que responder en EE UU a la acusación de conspiración para vender armas a decenas de grupos terroristas
Viktor Bout tendrá que responder en EE UU a la acusación de conspiración para vender armas a decenas de grupos terroristaslarazon

Pekín- En los cinco minutos finales de «Lord of War», la película basada en su vida y protagonizada por Nicholas Cage, Viktor Bout evade la justicia estadounidense gracias a sus oscuras conexiones con el Pentágono. Está por ver qué ocurrirá en la vida real con el traficante de armas más buscado del mundo. El llamado «mercader de la muerte», un ciudadano ruso de 43 años, fue detenido en marzo de 2008 en el piso 27 de un lujoso hotel de Bangkok, en Tailandia. Después de dos años de presiones diplomáticas, Washington obtuvo ayer su extradición, provocando las airadas protestas del Kremlin.

Durante el juicio, sus abogados tendrán que defender a Bout deinnumerables cargos. Los expertos en seguridad Douglas Farah y Stephen Braun se pasaron años investigando su vida y convirtieron el expediente en un librote cargado de anécdotas sanguinarias. El traficante ruso, oriundo de Tayikistán, fue oficial de la Aviación soviética y aprovechó sus contactos para crear una compañía de transporte internacional aéreo que, presuntamente, vendió tanques, fusiles, minas y municiones a los regímenes más sanguinarios del mundo, alimentando guerras y movimientos terroristas por todo el planeta. Algunos lo acusan de haber armado a Ben Laden y los talibán en Afganistán. Bout, que se define como «un honrado empresario», siempre lo ha negado, aunque reconoce que anduvo mercadeando armas por tierras afganas bajo auspicio de la URSS y que ayudó al Gobierno francés a gestionar la crisis de Ruanda.

Parece demostrado que Bout aprovechó el desmantelamiento del arsenal soviético para comprar todo tipo de armamento a bajo precio. Sus aviones cargados de muerte aterrizaban después en lugares como Liberia, donde habría hecho negocios con el sanguinario Charles Taylor, actualmente acusado de crímenes de guerra. A cambio de los preciados diamantes de la región, Bout alimentó una de las guerras africanas más atroces del siglo pasado. Sus biógrafos también le acusan de haber traficado con ejércitos y guerrillas de República Centroafricana, Congo, Sudán e incluso la Libia de Muamar Gadafi. En la guerra civil de Angola se dice que vendió munición, fusiles y artillería a ambos bandos y a varios señores de la guerra.

La leyenda de Bout tiene miles de referencias de hemeroteca. Hay quien asegura que EE UU se sirvió de sus influencias para armar a la Alianza del Norte afgana cuando combatía contra el régimen talibán, en un negocio en el que el traficante pudo amasar 50 millones de dólares. Su enjuiciamiento en EE UU puede ser uno de los procesos más interesantes de los últimos años. Sobre todo si los abogados de Bout deciden desvelar nombres, fechas y detalles de tan siniestro comercio.