Aborto
Animadas a abortar y vetadas para ver las consecuencias
El Gobierno vuelve a dar muestras de que la reforma de la ley es más ideológica que social. Si no fuera así, no habría calificado para mayores de 18 años el documental «Blood Money», que llega a los cines el próximo viernes. Resulta paradójico que las jóvenes de 16 años puedan abortar en España con total libertad en los tres primeros meses de gestación, pero no puedan acudir a un cine a ver un crudo retrato de la realidad de la interrupción voluntaria del embarazo en un país como EE UU
La calificación para mayores de 18 años de «Blood Money» no ha gustado a los grupos pro vida española, que también participan en el trabajo firmado por David K. Kyle. En un comunicado hecho público ayer, Derecho a Vivir y HarteOír acusan al Ministerio de Cultura de hacer «gala de la mayor hipocresía de la que es capaz». «Resulta cuando menos llamativo que el Ministerio de Cultura trate de mermar la asistencia a las salas de las adolescentes cuando es el mismo Gobierno el que las empuja y anima a abortar mediante las facilidades que otorga la nueva ley, sin ser siquiera necesario el consentimiento de sus padres», denuncia el presidente de HazteOír, Ignacio Arsuaga. «Blood Money» es un crudo retrato de las consecuencias de la falta de una regulación adecuada de la actividad de las clínicas abortistas en EE UU, que ha permitido la práctica de feroces e ilegales técnicas de venta para aumentar el negocio sin tener en cuenta las consecuencias. Narrada por la doctora Alveda King, sobrina de Martin Luther King, el documental analiza las consecuencias de la despenalización del aborto en 1973, impulsada por la fundación Planned Parenthood como un método de selección para mantener la raza blanca y acabar con la población negra. Además, denuncia que los mismos centros que practican abortos son los que orientan sobre sexualidad a los jóvenes. Y manipularlos. La ex propietaria de una clínica confiesa que repartían anticonceptivos defectuosos para lograr que las jóvenes abortaran de tres a cinco veces antes de los 18 años. El documental ofrece el testimonio de varias «víctimas» de estos centros y narran las consecuencias, que han marcado su vida para siempre.
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