Alimentación
El mito se desmorona por Miguel Ángel ALMODÓVAR
Poco a poco, el mito de la soja como panacea nutricional para resolver problemas de la menopausia, reducir tasas de colesterol, proteger el sistema cardiovascular o combatir el cáncer y empieza a caer con estrépito. Son muchos los estudios que hablan de su deficiencia en aminoácidos esenciales azufrados; de la presencia de inhibidores de las proteasas, que deriva en malas digestiones, trastornos gástricos, agotamiento pancreático, etc; de la abundancia de ácido fítico, que bloquea la asimilación de minerales tan sustanciales como el calcio, el magnesio, el hierro y el zinc; de sus hemoaglutinas, que reducen la absorción de oxígeno; de sus peligrosas concentraciones de manganeso; de sus azúcares indigeribles, y de los daños que sus isoflavonas y fitoestrógenos pueden provocar en la fertilidad y el normal desarrollo del embarazo. El 99 por ciento de la soja está genéticamente modificada y presenta el índice más alto de contaminación por pesticidas de entre todos los alimentos, pero como los excedentes norteamericanos del producto son tan fabulosos, es de suponer que seguirá tocando ajo, agua y soja.
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