Bosques patrios por Ramón TAMAMES

En un reciente artículo en «Agronegocios», Jaime Lamo de Espinosa nos recuerda que de los más de 25 millones de hectáreas forestales de España, 1.400.000 son del Estado o de las CC AA, y seis millones pertenecen a los ayuntamientos (excluyendo del cómputo las 600.000 ha de montes vecinales en mano común). El resto es propiedad privada.
Esos 7,4 millones de hectáreas públicas, sostiene el profesor Lamo de Espinosa, son fuente de mucho gasto y poco ingreso. Porque los aprovechamientos madereros, de leñas, resinas, pastoreo, caza, pesca, etc., están en baja; sin que la esplendorosa miótica, digo yo, vaya a cambiar ese panorama. Que también se debe a una nefasta política forestal que favorece más la importación de madera que la racional explotación de nuestros bosques.
Hecha esa primera apreciación, don Jaime nos recuerda que en las últimas décadas el Estado ha ido liquidando sus activos en propiedades industriales, financieras, inmobiliarias, etc. vía ventas del INI primero, y de la SEPI después. Y se pregunta: ¿qué sentido tiene mantener tanta propiedad de suelo agrario en manos públicas si tienen una rentabilidad negativa? Para acto seguido proponer una venta parcial de tales activos, con cifras importantes para las hoy arruinadas CC AA y los ayuntamientos que pasan por toda clase de penurias.
Con el debido respeto, creo que, en vez de la operación que plantea el profesor Lamo de Espinosa, tendríamos que decidirnos, de una vez, por una política forestal acorde con los tiempos, pues muchos terrenos considerados forestales están al borde de la desertificación. Por ello, y esperando desarrollar esta tesis más ampliamente, lo que le propongo a mi apreciado don Jaime es que aboguemos por nuevos bosques; con criterios rentables, ligados al propósito de frenar el calentamiento global y el cambio climático que ya nos acosa por todas partes.