Barcelona

Frente común contra los barracones

Los padres afectados denuncian goteras, hacinamiento de alumnos y retrasos en obras de dos años.

Imagen de una manifestación del CEIP Mediterrània el pasado mes de octubre
Imagen de una manifestación del CEIP Mediterrània el pasado mes de octubrelarazon

BARCELONA- Hasta el último día de su mandato, el conseller de Educació saliente, Ernest Maragall, no dudó en defender los barracones escolares. Quizá porque bajo su gestión, el número de módulos prefabricados llegó a doblarse respecto a la época de CiU y ya ha superado en este curso el millar de barracones.
«Los módulos son de gran calidad. Tenemos todavía la imagen de los barracones de antes, donde no había calefacción, podían haber goteras, y eran inhóspitos y dificultaban la enseñanza. Ahora no es así, todos tienen calefacción y aire acondicionado, y las instalaciones necesarias para poder funcionar cómodamente. Muchos son mejores que algunos centros viejos» afirmó en una entrevista.
A pesar de las buenas intenciones de esta afirmación, la situación real, según los afectados, difiere mucho de estas palabras. Quizá por este motivo las asociaciones de padres y madres (Ampas) de seis centros de Barcelona que imparten sus clases en módulos prefabricados han decidido unirse para poner fin a su situación. Son padres del CEIP Fluvià, La Maquinista, CEIP Mediterrània, Can Fabra, Sant Martí o Congrés-Indians, familias que han decidido hacer un frente común mediante una coordinadora de afectados en escuelas de barracones de Barcelona.
«Es cierto que los barracones tienen más calidad que los antiguos, pero en muchos casos, y por el retraso de las obras de los nuevos centros, hay hacinamiento de niños. Faltan patios para poder hacer deporte, se triplican los turnos de comidas y se deben dividir aún más los grupos para poder hacer clase, eso, sin contar las goteras que algunos sufren», denuncia a este diario la presidenta del Ampa de la escuela Fluvià, Eli Barranco, y una de las portavoces de la coordinadora de afectados.
El caso de la escuela Fluvià parece tener solución –Educació prometió tras una manifestación el pasado 21 de diciembre que el nuevo edificio estará construido en octubre de 2011, con casi cinco años de retraso–, pero otros centros no corren la misma situación. En el CEIP Mediterrània no hay presupuesto para construir el centro y en el caso de La Maquinista los terrenos para el nuevo edificio ni siquiera están cedidos. «No todos estamos igual, pero necesitamos estar conectados para movilizarnos», indica Barranco.
Una situación, la de hacer frente al más de un millar de barracones, a la que tendrá que hacer frente la nueva consellera de Educació, Irene Rigau, una de las máximas detractoras de la gestión de Maragall en este ámbito.
Rigau no dejó de increpar durante los dos últimos años al conseller saliente que la gestión del tripartito había duplicado el número de barracones de la era de Pujol. «Estamos a la espera de todos los nombramientos y de que el Govern funcione a pleno rendimiento para concretar reuniones con los representantes de la nueva conselleria» indicó Barranco. La primera pregunta que formularán en el encuentro será «¿Nos ayudará, Rigau?»