Las bolsas europeas cierran casi planas tras el desbloqueo del rescate griego

Esta indecisión se debe, en parte, a que los mercados están a la espera de que la Asociación Internacional de Permutas y Derivados (ISDA) decida si la activación de las cláusulas de acción colectiva (CAC), que obligan a todos los acreedores de Grecia a participar en la quita, implican un "credit event", es decir, un impago de facto.

Si este organismo regulador considera que en Grecia se da una situación de "credit event", se activarán los seguros de impago de deuda (CDS), que en el caso de este país ascienden a unos 3.200 millones de dólares (2.420 millones de euros).

En ese sentido, la agencia de medición de riesgos Fitch ya ha rebajado la calificación de la deuda griega, al considerar la quita como un "impago selectivo".

Las bolsas de Fráncfort, Londres y París han avanzado hoy en la sesión un 0,67 %, un 0,47 % y un 0,26 %, respectivamente, mientras que el IBEX 35 español ha cedido un 0,3 % y Milán se ha anotado una caída más destacada, del 1,11 %.

Mientras tanto, en los mercados de deuda, la rentabilidad de los bonos griegos alcanzaba al cierre el 36,55 %, con lo que el diferencial con los títulos alemanes, medido por la prima de riesgo, se situaba en 3.476 puntos básicos.

Los bonos alemanes bajaban a esta hora ligeramente su rentabilidad, hasta el 1,79 %, al igual que los españoles, que se situaban en el 5 %, lo que dejaba la prima de riesgo en 320 puntos básicos, 6 menos que en la apertura.

La prima de riesgo portuguesa anotaba en este momento 1.206 puntos básicos; la irlandesa, 519; la italiana, 304; la belga, 162, y la francesa, 110.

El Gobierno griego anunció esta mañana que un 85,8 % de los acreedores ha aceptado de forma voluntaria la quita propuesta, lo que le permite activar las cláusulas de acción colectiva para obligar al resto de tenedores de deuda pública a sumarse al canje.

De esta manera, Grecia cumple el último de los requisitos pendientes para recibir el segundo rescate, dotado con 130.000 millones de euros, tal y como ha reconocido públicamente el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.