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Toxo: aquí no hay quien viva
El líder del sindicato Comisiones Obreras vive en un ático de protección oficial en el barrio madrileño de Montecarmelo, pero ni él ni su mujer despiertan simpatía entre los vecinos
Hoy en día, estar al frente de un importante sindicato, defender los derechos de los trabajadores y portar el estandarte de la lucha de clases no parece ser incompatible con llevar una buena vida. De hecho, sus ideales no impiden al líder de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, costearse un crucero por el Báltico, regalarse unas vacaciones en Madeira o vivir en el barrio madrileño de Montecarmelo, al que algunos ven como la «segunda Moraleja». Y lo hace en un ático de 90 metros cuadrados con garaje, trastero y dos terrazas, al que Toxo accedió en dudosas circunstancias, pues triplicaba el salario estipulado para acceder a una vivienda de protección oficial. El precio del metro cuadrado en esta zona alcanza los 5.055 euros y, según la página web Idealista.com, otra vivienda en el mismo edificio (situado en la calle Monasterio de Guadalupe) y con la misma superficie tiene un precio de 490.000 euros.
Sin amigos en el vecindario
Toxo acude con frecuencia al bar Dehesa de Solana a desayunar. Nada extravagante: suele tomarse siempre un café y acompañarlo bien con tostadas, bien con un croissant. Los domingos se lleva a su esposa, Juana González Pérez, y allí empiezan el día a media mañana. Si se acerca demasiado la hora del aperitivo, no dudan en pedir un buen vino y acompañarlo de algunas tapas. Pero nunca acuden acompañados. Y es que, como afirman sus vecinos, el sindicalista y su mujer hacen poca vida comunitaria y carecen de amigos en la zona. Ni en el restaurante Tokyio ni en la heladería del barrio, a la que acuden decenas de familias cada fin de semana, se les ha visto nunca. El portero de su edificio afirma que apenas le conocen en la urbanización: «No hacen vida vecinal, todo lo contrario: entran y salen siempre en coche, porque tienen una plaza de garaje en el sótano segundo, y nunca salen de paseo, así que no hay oportunidad de hablar con ellos». Eso sí, cuando las prisas apremian, la pareja se acerca por la noche a la tienda Opencor de la calle Monasterio de El Escorial y compra algunos artículos, según han relatado sus empleados a este diario.
Por todo ello, los vecinos no están nada contentos con este singular compañero de barrio. Preguntados sobre la simpatía que despierta el líder de Comisiones Obreras en Montecarmelo, no se muerden la lengua: «No sé lo que hace aquí. En Montecarmelo todos somos de derechas, y de clase media, y desde luego ni somos sindicalistas ni simpatizamos con ellos. No me extraña que no tengan amigos aquí». La idea de que tanto Toxo como su mujer carecen de amistades en el vecindario se repite en las entrevistas. «Casi no hacen vida social. Muy raras veces te los encuentras cenando o tomándose una cerveza, y casi no hablan con nadie. En el edificio, el trato es cordial, de "hola y adiós", pero poco más. Por otro lado, ellos no se meten en los asuntos de nadie», confirma una de las inquilinas del portal 3 del edificio, que ha coincidido con la pareja más de una vez en el ascensor.
Pasan desapercibidos
Pero no todas las declaraciones son tan pacíficas. «No tienen vergüenza viviendo aquí. Son viviendas de protección oficial, y ellos no necesitan eso para nada. Además de lo que cobra él, más de 100.000 euros, Juana trabaja también. «No me gusta que estén aquí», expresa airado otro de los vecinos de su mismo portal. Sin embargo, a otros les da exactamente igual lo que hagan: «No me parece ni bien ni mal, simplemente son una familia más: se levantan, van al trabajo, vuelven... No molestan a nadie».
En uno de los supermercados de la zona, a tan sólo dos calles del ático donde residen, las cajeras confirman haberles visto comprar, «aunque nada extravagante ni controvertido»: es Juana la que suele encargarse de ello, y adquiere alimentos como cereales, fruta, verdura, pan... Pero ni en la peluquería, ni en la oficina de Correos, ni en la farmacia, ni en los estudios de danza y pilates les conocen o les han visto. Muchos desconocen quiénes son o si viven allí. Definitivamente, «vida de barrio», no hacen.
Cañas de protesta
Manifestación, caminata, proclamas... y unas cañas. Éste es el ritual que Fernández Toxo y señora tienen por costumbre llevar a cabo tras una dura jornada de protesta callejera. Y este 1 de mayo de 2012 no fue una excepción. El matrimonio, acompañado de varios amigos, entre los que se encontraba la escritora Almudena Grandes, visitó uno de sus bares de cabecera, la Taberna Real. Situada entre la céntrica calle Arenal y la plaza de Ópera, esta amplia y cuidada cervecería ofrece unos suculentos platos de ibéricos y mariscos. Pero los Toxo optaron, en esta ocasión, por un vino tinto, una cañita y la tapa de rigor.
Juana González Pérez, también en CC OO
La mujer de Toxo trabaja en el Gabinete de Estudios Jurídicos del sindicato, elaborando estudios sobre asuntos como la libertad sindical o la reforma laboral.
Para la manifestación del 1 de Mayo eligió como «look» un pantalón negro y unas deportivas imitación de la marca Skechers.
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