Sevilla

Hágase la oscuridad por Lucas Haurie

La Razón
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Los miembros del jurado del «caso Mercasevilla» mejor humorados se arrancarán en la próxima incidencia de la vista al soniquete de «esto sí que es una chirigota», en demostración de que sigue vigente la sentencia de Pedro Pacheco sobre la naturaleza de la Administración de justicia, mientras que los menos valientes se imaginarán despertando junto a una cabeza de caballo. Más escrúpulos morales, para hacer según qué cosas, tiene Vito Corleone que algún golfante autóctono. Cuando no hay que retrasar la presentación de una prueba de cargo porque el radiocasete se ha quedado sin pilas, resulta que dos apagones interrumpen la declaración de uno de los principales imputados. Mal puede funcionar una institución si no tiene ni para pagarle el recibo a Endesa o puede que la falta de luces durante la vista sea una alegoría del magín del consejero del ramo, empeñado en que este caso permanezca entre tinieblas. Si no resplandece una bombilla, figúrense cómo va a resplandecer la verdad sobre el destino que los trapisondistas del Gobierno autonómico le han dado a cientos de millones. Aflojará el Partido Popular porque, como espetó uno de los acusados, ya sacó todo el rédito posible del escándalo: la Alcaldía de Sevilla. Y entre bomberos de la política no conviene pisarse la manguera mediante la que se riegan euros entre los allegados. Zoido heredó la estructura clientelar de Monteseirín y pretende ahora heredar la de Griñán.