Sevilla
Per (sempre)
Con la perspectiva que dan los kilómetros, también con la libertad que da el no tener que escuchar ciertas reacciones airadas, muchas veces se atina en el análisis. Aunque sea desde la crudeza o desde la crueldad. No se informa uno cabalmente de lo que sucede en Cuba mediante la lectura del «Granma» como durante el franquismo se ajustaba más a la realidad el noticiero de La Pirenaica que el boletín de enganche obligatorio de RNE. Duran i Lleida ha dicho una cosa muy desagradable sobre el PER: «En otros sitios de España, reciben un subsidio para pasar toda la jornada en el bar del pueblo». Una verdad como un puño que este periodista ha escuchado en centenares de ocasiones, en forma de jeremiada explicativa de los porqués de sus sucesivas debacles electorales, de labios de dirigentes del PP andaluz. Y que, si adviene el gozoso cambio de Gobierno autonómico, repetirán entre sollozos los socialistas al comprobar que Javier Arenas sería el beneficiario electoral de una mamela institucionalizada que mantendrá por encima de toda lógica e incluso de cualquier atisbo de decencia. Aquí nos conocemos todos. De modo que no caben dudas sobre el uso partidario que nuestros próceres, ejercientes o probables, hacen del dinero público.
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