Presentación
Imagen y autoestima por Marina CASTAÑO
Vivimos en el siglo de la imagen, no hay duda. La preocupación por nuestro aspecto exterior es algo con que cada día nos enfrentamos cuando nos miramos al espejo. Si nos vemos bien, tenemos la suficiente seguridad en nosotros mismos como para comernos el mundo, pero si algo no es del todo correcto, empezamos a vacilar y nuestra autoestima se resiente, se tambalea. Autoestima, ¡qué vocablo tan manoseado y excesivamente utilizado! Lo malo es que es cierto: la autoestima de cada cual se ve afectada cuando no nos vemos suficientemente atractivos/as, cuando sufrimos un fracaso emocional o en el trabajo; en cambio ¡qué fuerte pisamos cuando nos sentimos seguros al cien por cien!
En ese sentido hay que decir cómo influye también en el comportamiento sexual, ya que todos los complejos por cada uno de los defectos físicos que se tienen, grandes o ínfimos, hasta los inapreciables, tienen incidencia sobre cómo nos comportamos a la hora del sexo, hasta el punto de que muchos, más bien muchas mujeres evaden las relaciones sexuales para evitar mostrar el cuerpo ignorando que son muy otros los factores que provocan la atracción: la inteligencia, la forma de hablar, de expresarse, de moverse… Sentirse amada y valorada también aumenta la autoestima al margen de las fallas físicas que pueda haber. Ahora, bien, si cuidamos nuestra dieta para no ganar peso, si intentamos vestirnos de forma atractiva, si nos preocupamos por que nuestra piel esté suave e hidratada, no sólo gustaremos más sino que nos sentiremos mucho mejor con nosotros mismos.
Tampoco es tan difícil, y el resultado es muy gratificante. Sólo hay que intentarlo.
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