Asturias

Llega la hora de los pactos

Con los votos de la jornada electoral todavía calientes, la aritmética de los pactos ya se ha puesto en marcha. Cinco comunidades autónomas dependen de los acuerdos entre las distintas formaciones para conocer a sus futuros presidentes.

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Es la hora de enterrar viejas rencillas, de asomarse a acuerdos de gobierno que parecían imposibles y de cortejar a los partidos que pueden inclinar la balanza. La democracia en estado puro. 

Extremadura. El único respiro para el PSOE en una noche electoral con tintes de pesadilla. Desde el año 1983 (primero con Rodríguez Ibarra y luego, con Fernández Vara), a los socialistas no les hacía falta ni mirar el escrutinio. Inevitablemente, elección tras elección, el PSOE reinaba en votos en la comunidad autónoma (solo o en compañía de IU). El domingo se acabó ese idilio. El PP de José Antonio Monago fue la fuerza más votada, aunque no podrá gobernar. El pacto PSOE-IU es un de los más cantados, pese a que, ayer mismo, el PP intentó flirtear con la coalición. Cayo Lara dio un portazo y entonó el "no pasarán". «No habrá gobierno del PP, ni por activa ni por pasiva». Pues eso. 

Navarra. Los caminos separados de PP y UPN (sempiternos socios en la comunidad foral) han marcado esta cita electoral. Los regionalistas siguen siendo la fuerza más votada (aunque se han dejado tres escaños por el camino), pero necesitan un aliado para mantener la Presidencia del Gobierno navarro. Para conseguir ese objetivo, les bastaría con reeditar su pacto de 2007 con el PSN, segunda fuerza política en la comunidad. El presidente navarro, Miguel Sanz, ya ha hecho un llamamiento a los partidos que defienden la Constitución y el Amejoramiento: «El independentismo no puede ser la llave del gobierno». Un pacto con el PP (que sólo puede ofrecer cuatro diputados) sería insuficiente. A la espera de la respuesta socialista (los contactos ya han comenzado), Yolanda Barcina confía en convertirse en la nueva presidenta del Ejecutivo, donde Bildu ha irrumpido con siete escaños, en buena parte a costa de NaBai.

Aragón. La reconquista del PP en un terreno hostil en los últimos doce años (las heridas del Plan Hidrológico han tardado en cicatricar) no garantizan a Luisa Fernanda Rudi la Presidencia de la DGA. La ex presidenta del Congreso aspira a ser la primera mujer en llevar las riendas de la comunidad, pero para ello tendrá que contar con el respaldo del PAR. El PP y los regionalistas deberán afrontar su particular catarsis. Socios hasta 1999, las tres últimas legislaturas (en las que el PAR se alió con los socialistas) han ahondado la brecha que los separa. El PAR de José Ángel Biel (que en campaña ya dejó claro que su formación no pactaría con nadie que no respete los «derechos del agua» de los aragoneses») se hará valer, pero están condenados a entenderse. Y es que el vuelco (revolcón, en el caso socialista) electoral no deja lugar a dudas de la inequívoca voluntad de cambio de los votantes aragoneses. Para el PSOE de Eva Almunia, la única posibilidad de retener la Presidencia con mayoría absoluta pasa por un improbable pacto a la griega con CHA, IU y el propio PAR.

Asturias. El «efecto Cascos» ha pasado como un ciclón por el Principado. Hace cuatro meses, su formación, FAC, ni siquiera existía y ahora mismo, tras hacerse con el mayor número de escaños, tiene la responsabilidad de intentar formar gobierno. Por el momento, se impone la cautela (el ex ministro de Fomento negaba ayer que hubiera entablado ya conversaciones con su antiguo partido), pero los 16 escaños de Álvarez-Cascos unidos a los diez del PP (que ha perdido otros tantos respecto a 2007) llevarán el cambio también a Asturias. Dolores de Cospedal lo dejó entrever ayer al comprometerse a garantizar «un gobierno estable». No parece que vaya a ser apoyando al PSOE.

Canarias. El desmoronamiento del PSOE en las islas (15 escaños frente a los 26 de 2007) deja un empate técnico entre PP y Coalición Canaria (ambos con 21 diputados). El horizonte postelectoral está muy abierto y el PP deberá hacer también aquí un esfuerzo por recomponer las maltrechas relaciones con los nacionalistas canarios, rotas en 2010. El actual presidente, Paulino Rivero (CC), tiene muchas papeletas para repetir en el cargo, bien con el apoyo del PP o, incluso, con el del PSOE, en deuda con los nacionalistas, que le han brindado su apoyo en el Congreso. Pero el líder del PP, José Manuel Soria, no arroja la toalla y ayer supeditó cualquier pacto a que la Presidencia quede en manos del PP, como lista más votada.