Actualidad

Autonomía para la sociedad civil por Iñaki Zaragüeta

La Razón
La RazónLa Razón

La crisis, mira por dónde, podría tener una consecuencia positiva, la reordenación de algunos segmentos de la sociedad civil, como la patronal, los sindicatos y otros. La semana pasada el presidente de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana, José Vicente González, afirmaba que el camino de las organizaciones empresariales es «la autosuficiencia económica». Venía esto a cuento por la polémica con el Gobierno valenciano respecto a las deudas. Imagino que al igual que el resto de comunidades. La razón es lo de menos. Lo importante es que una nación moderna requiere la independencia de las células de la sociedad civil, y eso se logra mediante la autonomía financiera. Patronales, sindicatos, colegios profesionales, asociaciones de vecinos... son los auténticos depositarios de los intereses colectivos y deben ser los que lleven la voz cantante ante los poderes públicos. Ahora no es así, porque las cuentas de la mayoría de esas organizaciones dependen de la Administración. Es una posición cómoda. Como decía el gran filósofo José Ortega y Gasset «nada le gusta más al español que poder designar con nombre y apellidos al autor presunto de sus males». La indigencia en la que se encuentra el erario constituye una buena ocasión para, al menos de forma paulatina, favorecer la libertad de actuación de aquellos que deben tenerla. Todos somos conscientes, además, de que las cuantiosas partidas destinadas a sindicatos y patronal se conducen a otros fines que los debidos. Tenemos la impresión de que ninguno de ellos pasaría una auditoría de Hacienda similar a la de otros ciudadanos y empresas. La emancipación y la soberanía constituyen el idóneo estado natural no sólo de las personas sino de la sociedad. A ver si por la gravedad de la situación suena esta flauta. Así es la vida.