Libros

Dubai

Demasiado buenos para España

Aquí no hay crisis», dice Carolina. Aquí realmente es allí, es Australia, las antípodas, donde vive Carolina Morales con su novio. Superó el miedo, se marchó y descubrió que pese a las últimas inundaciones, el invierno no es tan frío y las playas son un lujo del que disfrutar cuando le apetezca.

Silvia de Vicente, en Shanghai, es una de las nuevas emigrantes españolas
Silvia de Vicente, en Shanghai, es una de las nuevas emigrantes españolaslarazon

Con Empresariales y ADE en su currículum académico, en España no encontraba trabajo. La única salida era marcharse y cuanto más lejos mejor, cuanto más aventura, mucho más divertido. Se supone que ella, a sus 27 años, tenía que formar parte de la generación «ni-ni», la que no estudia y tampoco trabaja, pero si es de ese perfil lo disimula perfectamente.

Los jóvenes españoles se dividen en dos clases: los que están preparados para viajar y los que no están cualificados. En Adecco, que ha hecho un informe sobre los nuevos emigrantes, reconocen que les llegan currículum de todo tipo para marcharse fuera, pero que muchos son deshechados por su falta de preparación.

Por ejemplo: una española en Dubai busca gente que quiera irse para allá. Necesita dos plazas de representantes y no encuentra a nadie. Por ahora los que se ofrecen no controlan ni el inglés y así es imposible: «Todavía en España tenemos un problema con el idioma, porque vivimos en una cultura que aún no considera fundamental estudiar otra lengua. Seguimos traduciendo las películas al español. Y eso no nos ayuda», se queja. Aunque puede que el idioma sea cuestión de carácter. Silvia llegó a Shanghai y descubrió que hasta las señas eran distintas. «Hago mis pinitos y tengo poca vergüenza, pero es muy difícil y a veces frustra». La clave está en superar esa frustración y también la de no encontrar trabajo a la primera o la de tener que volverse con una mano delante y otra detrás. «Lo importante –insiste el profesor Morillas– es la experiencia que se consigue, que también cuenta después».

El idioma es un factor importante, el otro es tener un respaldo económico, que siempre haya un lugar para volver, aunque no se necesite. Como cuenta el profesor Morillas «no es lo mismo irse quemando todas las naves que sin hacerlo». Los jóvenes que se quieren marchar están apurados, pero no desesperados, porque contaban con apoyos económicos en España antes de irse.

Silvia de Vicente, que, como sus compañeros de la Cámara de Comercio, tiene postgrados, experiencia laboral, idiomas y curiosidad, se marchó a Shanghai a descubrir otra cultura: «España me encanta, sé que es mi lugar y donde tengo mi gente, pero la situación no era muy buena y no tenía nada que perder, sólo podía ser positivo salir de nuevo, aprender, mejorar currículum y, por supuesto, vivir».

Sin retorno

Como a otros jóvenes, a Silvia o a Carolina el mundo se le ha quedado pequeño. En cuanto vieron que aquí la cosa se complicaba y llegaban los recortes buscaron más allá de las fronteras de España y más allá de las de Alemania y de Europa. No hay ninguna esquina del planeta inaccesible. Ni Dubai ni Shangay ni Australia. Son los protagonistas de los programas de viajeros que se emiten por la televisión, con mucha audiencia, como si el público quisiera saber por qué se han ido, cómo, y sobre todo, qué tal les va.

Les va bien, probablemente mejor que a los que se quedan en España con un trabajo inferior a sus posibilidades o, peor aún, sin trabajo y con obligaciones que no pueden obviar ni dejar atrás. Los que se van son más libres y están muy confiados en sus posibilidades: «El emigrante español de hoy suele ser una persona de ambos sexos con un alto nivel de preparación, que busca y encuentra oportunidades fuera del país, que no se hallan en España. Esta preparación incluye conocimiento del lugar de destino, y el manejo de idiomas.

También todo viene facilitado por las excelentes comunicaciones y modos de transportes de un lugar a otro. Todo ello facilita a su vez la integración y, con ella (aunque aún está por ver) la posibilidad real de quedarse en el país de destino, sin retorno», asegura el profesor Alban d'Entremont.

Aunque echan de menos España y los lazos familiares, pocos consideran volver en un futuro cercano. «Quiero echar raíces aquí –explica Juanmi García, desde Australia–. Estamos encantados. Incluso aunque la situación mejorara radicalmente en España, cosa que no creo que vaya a pasar pronto, nos quedaríamos aquí».

Habitualmente no echan de menos un país que no les ofertó puestos para lo que les había preparado, que no les dio una oportunidad cuando llegó su momento. Sólo se acuerdan de España, están orgullosos, por momentos, como cuentan en el blog

guatemaleando.blogspot.com, cuando a un español, un guatemalteco le preguntó, como quien presencia un milagro, qué era eso del paro, cómo que en España te pagan cuando te quedas sin trabajo.