Estados Unidos
Lecciones de Italia
Hasta hace poco tiempo, aparte de los países con economías más pequeñas, como Irlanda, Portugal y Grecia, éramos nosotros, los españoles, el modelo de economía en trance de fracasar. Desde hace unos cuantos días, el puesto nos lo ha arrebatado Italia.
Desde hace mucho tiempo, Italia venía figurando en la escogida lista de los países problemáticos, en lo económico, de la Unión Europea. Era la pesadilla a la que nadie quería enfrentarse, como un mal sueño que los europeos se esforzaban por olvidar sabiendo que habría que enfrentarse a él en algún momento. Ese momento ha llegado, según los analistas, por varias razones. Una es la propia situación económica italiana. Es un país muy rico, sin duda, con un PIB un 50 por ciento superior al español.
El problema es que, a diferencia de España, Italia lleva muchos años sin crecer, por lo que para pagar el Estado de bienestar a la europea (y no para invertir en infraestructuras: cualquiera que conozca Italia sabe lo decrépito que está el país) la deuda alcanza ya más del 120% del PIB. (Hace dos años, la deuda norteamericana, hoy del 100% del PIB, era del 60%; la nuestra estará en el 64%.) Como el crecimiento de Italia va a ser muy débil, y las perspectivas han empeorado en estas últimas semanas, con menos exportaciones y sin demanda interna, la posibilidad de que los italianos puedan pagar su deuda es sumamente remota, por decirlo en términos suaves.
En vista de lo cual, siempre según los analistas, quienes financian la deuda pública, los mercados como se dice, se han retraído. Prefieren la deuda alemana, más segura. Habrá quien apueste contra la deuda italiana. Los fondos de pensiones y las compañías de seguros, que tienen que garantizar una estabilidad a quienes les confían el dinero, apuestan por lo seguro, aunque sea menos rentable. Además, después del acuerdo sobre la deuda en Estados Unidos (hoy mismo se verá el efecto de la reducción de la nota de la deuda norteamericana), el foco volvió a los países problemáticos… el primero de los cuales es Italia.
Y al ponerse el foco en Italia, también ha quedado colocado en la Unión Europea. Por el momento, si algo está claro es que sus responsables no saben lo que hacer, ni se ponen de acuerdo en los mecanismos que permitan salvar una zona económica con una sola moneda y fortísimas divergencias en sus políticas de gasto. Sean cuales sean las medidas que se acaben tomando a escala europea, la crisis italiana nos deja al menos una lección. España no debe seguir endeudándose para pagar el gasto corriente. La deuda es un instrumento financiero que sirve para pagar gastos extraordinarios. Utilizarla para otra cosa, como se está haciendo en España, como en Italia, es un suicidio. Hundirá las posibilidades de recuperación y, a no mucho tardar, obligará a un ajuste mucho más duro de los servicios sociales del Estado de bienestar. Éste no se salvará, si es que se salva, acudiendo a los mercados.
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