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Fraga vuelve a su tierra
PERBES (LA CORUÑA)- Son las 16:30 horas de una tarde típicamente gallega. Hay nubes pero no ha comenzado a llover aún. Las campanas de la pequeña parroquia de San Pedro de Perbes anuncian que la llegada del coche fúnebre con los restos mortales de Manuel Fraga es inminente. Es Ana Mato, ministra de Sanidad, la primera representante del Gobierno en llegar al recogido cementerio de la localidad, a la que sigue el presidente del Principado de Asturias, Francisco Álvarez Cascos. Apenas unos segundos después llega un visiblemente afectado José María Aznar acompañado por su mujer, Ana Botella, que no podían faltar a la cita para dar el último adiós al presidente fundador del PP. Tampoco lo han hecho Soraya Sáenz de Santamaría, Alberto Ruiz-Gallardón, Ana Pastor o María Dolores de Cospedal. Tampoco, por supuesto, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, o el ex alcalde de La Coruña y amigo personal de Fraga, el socialista Francisco Vázquez. La plana mayor del PP casi en su totalidad presenció a escasos metros de distancia cómo los nietos del ex mandatario gallego cargaban sobre sus hombros el féretro de su abuelo cubierto por la bandera gallega, instantes antes de que una treintena de gaiteros de la Real Banda de Gaitas de la Diputación de Orense comenzara a entonar las notas del himno del antiguo Reino de Galicia. Fue el inicio de un emotivo a la par que multitudinario funeral al que acudió medio millar de vecinos y compañeros cercanos de Fraga.
Desde todas partes de la Península llegaron a Perbes, pese a que las reducidas dimensiones de la capilla sólo permitían la asistencia a la misa de unas sesenta personas. Ante ellas, el cardenal Rouco Varela y Julián Barrio oficiaron el sepelio de casi una hora en recuerdo del ex senador en la más absoluta intimidad. Allí, una de las nietas de Fraga, Adriana, recordó en una conmovedora intervención ante los asistentes las numerosas enseñanzas de su abuelo, al que calificó como «el mejor del mundo».
La segunda ocasión en la que sonó el antiguo himno gallego, que tantas veces acompañó a Manuel Fraga durante su trayectoria política, daba paso a los últimos instantes de la ceremonia, la que iba a llevar al ex presidente gallego a descansar junto a su mujer, Carmen Estévez, donde él siempre quiso estar. «Mi última morada será en Perbes», afirmó en alguna ocasión el fundador del PP.
El momento de colocar el ataúd en el nicho fue el más emotivo para unos familiares que aguantaron el dolor como pudieron. Hora y cuarto después de iniciarse el sepelio, los restos de Manuel Fraga ya descansan en Perbes, donde el ex presidente gallego pasaba la mayor parte de sus veranos.
Al término de las exequias, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, recalcó ante la Prensa la trayectoria y la «ingente obra» del mandatario. «Estoy convencido de que hoy podría decir: "Don Manuel, misión cumplida"», aseguró Feijóo, quien destacó «su tarea de intentar ser honesto en la política, coherente en los principios y tratar, no de imponer las ideas, sino de ponerlas a disposición de los demás». «Ha hecho una gran obra y se ha ido en un lugar muy pequeño», concluyó.
Así es, porque sólo unos minutos después ya se podía visitar la tumba de Manuel Fraga. Eso sí, aún sin su nombre, que tardará unos días en ser esculpido. Daba igual, don Manuel ya está con los suyos.
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