Audiencia Nacional
Homicidio sin muerto
Todo termina en esta vida, hasta el «juicio de nunca acabar». Hay que reconocer que la última jornada se distinguió por la exhibición de Javier Boix, abogado del ex presidente Francisco Camps. El letrado de Ricardo Costa, Juan Casanueva, lo tenía menos complicado, visto el desarrollo del proceso. El catedrático de Derecho Penal, además de repartir estopa a la Fiscalía, a la acusación socialista y, aunque más cuidadosamente pero firme, al juez Juan Climent, desmontó meticulosamente todos los argumentos contra su representado. «¿Dónde están las piezas de comisión del delito? La acusación nunca ha demostrado la existencia del objeto del delito, las prendas de vestir. Ni la acusación ni la Fiscalía han podido mostrar con imágenes y datos reales dónde y cuándo se puso las prendas que se le imputan» hasta subrayar que «si no hay regalo, es como un homicidio sin muerto». Y, además, nunca, en las más de cien grabaciones existentes, los implicados se refieren, ni un solo segundo, a que le han regalado prendas a que le tienen pillado. Sólo lo citan para quejarse.
Desconozco la decisión del jurado, pero intuyo la declaración de no culpable, por las muestras de nerviosismo y contrariedad en los últimos días de quienes han deseado siempre su condena y porque objetivamente en ningún momento se han presentado pruebas concluyentes contra Camps. Me refiero a él y no a Costa pues él ha sido el objetivo mediático y porque la absolución de Costa es clara desde aquel voto particular del magistrado Montero. Así es la vida.
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