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Afganistán

La ola de violencia en Afganistán sitúa el 2010 como el año más sangriento

Nueve soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) murieron hoy al estrellarse su helicóptero en el sur de Afganistán, afirmó la organización, que informó además de la muerte de 14 insurgentes en un bombardeo.GRÁFICO DISPONIBLE EN «CONTENIDOS RELACIONADOS»

Marines estadounidenses en Afganistán, en una imagen de archivo
Marines estadounidenses en Afganistán, en una imagen de archivolarazon

La caída en extrañas circunstancias de un helicóptero de la ISAF –la misión de la OTAN en Afganistán– en la convulsa provincia sureña de Zabul provocó ayer la muerte de nueve soldados de la coalición y situó a este 2010 en un trágico récord de bajas internacionales desde que empezara la guerra en 2001. En lo que llevamos de año han perdido la vida en el país asiático 529 militares extranjeros, ocho más que 2009, aunque todavía queda por delante un largo trimestre. La triste estadística se ha cocinado en este verano. Junio, con 103 muertos, resultó el mes más mortífero de los nueve años de campaña. Julio le siguió con 88 bajas y agosto se saldó con 79 fallecidos. Un oficial norteamericano aseguró ayer que la «mayoría» de los nueve soldados eran nacionales de su país pero que faltaba la comunicación a sus familiares para que fuera confirmado oficialmente, informa Reuters. Ayer tampoco se aclararon las causas del accidente aéreo que se ha puesto bajo investigación. Los talibán aseguraron que el helicóptero cayó por disparos de los islamistas pero la ISAF negó que se hubiera registrado «fuego enemigo» en ese área.

En un reportaje en «Wall Street Journal» a principios de septiembre, el comandante en jefe de las tropas norteamericanas en Afganistán y de la ISAF, el general David Petraeus, advirtió de que cabría esperar un incremento de la violencia talibán en este último periodo del año. Una vez que entre el invierno, bajen las temperaturas y empiecen las heladas se dará por terminada la campaña que inician los talibán todas las primaveras con la llegada del buen tiempo. El general Petraeus, que tomó el mando de las tropas de Afganistán el pasado julio, ha comparado la situación actual del país asiático y la de Irak en 2007.

La reducción de la inseguridad en el antiguo reino de Sadam Husein se produjo gracias a la «surge» o refuerzo de tropas que ordenó el entonces presidente George W. Bush a petición del propio general Petraeus. En diciembre de 2009, el 44º presidente estadounidense, Barack Obama, emuló esta estrategia, y anunció un despliegue de 30.000 efectivos sobre el terreno afgano que se encuentran ahora completado. El planeamiento del comandante en jefe del país asiático que consiguió reducir drásticamente los niveles de violencia sectaria en Irak consiste en establecer y expandir «burbujas de seguridad». El objetivo por tanto de las tropas de la coalición pasa por crear zonas continuas de seguridad en las zonas más pobladas del sur, en el que se concentran los talibán. El núcleo de la contienda se encuentra en las provincias calientes de Helmand y Kandahar, lugar de origen de los talibán. En ambas provincias se planea una ofensiva para los próximos meses, después de que la anunciada misión de Kandahar fuera aplazada en junio. En Helmand, el lunes las tropas británicas cedieron el mando de la misión de Sangin, una ciudad de 20.000 habitantes, a los soldados norteamericanos. El relevo de la misión se presentó como un «asunto privado» entre los mandos británicos y estadounidenses pero la cifra de 106 muertos desde 2006, la más alta para el Ejército inglés en el país asiático, ha influido en la toma de la decisión. Sangin es un importante paso de suministro para los talibán y una zona en la que no existe una red de lealtades tribales claras que ha perjudicado el establecimiento de las Fuerzas de Seguridad afganas. La brutalidad de la violencia talibán no sólo se dirige contra las fuerzas extranjeras sino que también ha afectado a la población civil que empieza a retirarles sus apoyos. Los analistas advierten de que la batalla por las mentes y los corazones de los afganos no está perdida y de que los afganos como han demostrado este fin de semana en las urnas sueñan con un país próspero y normalizado.


Una estrategia de «burbujas de seguridad»
El comandante en jefe de las tropas de la OTAN y de EE UU desde el mes de junio en Afganistán, David Petraeus, ha impulsado una estrategia de establecimiento de «burbujas de seguridad». Básicamente se trata de ir creando zonas con bajos niveles de violencia en los centros urbanos con el fin de trasladar la batalla a las áreas rurales menos pobladas. «Estoy constantemente buscando establecer una burbuja de seguridad», asegura el general norteamericano.