La montaña como ejemplo

Barcelona- En 2004, un grupo de alpinistas trató de alcanzar la cima del K2, una de las más altas del mundo. Pero aquel grupo optó por la «magic line», la más complicada de las vías de acceso a la montaña. El trabajo en equipo fue un éxito, como pudo comprobar como testigo privilegiado Valentín Giró, quien, junto al también empresario Carlos Trenchs, convierte este hecho en ejemplo para muchos emprendedores en un libro. «La cumbre infinita», editado por Los libros del Lince, compara la ascensión con la creación de la empresa Privalia.
Los autores, en declaraciones a LA RAZÓN, recuerdan que su ensayo busca un público amplio. «Hay quien piensa que el emprendedor es empresario y que el empresario es emprendedor. Pero no siempre es así. El emprendedor puede ser como el que lleva una expedición al Himalaya o crea una organización no gubernamental. Es quien tiene capacidad de liderazgo», asegura Trenchs, a lo que Giró añade que «por eso buscamos un público transversal, personas a las que les atrae entender cómo se hacen realidad los sueños». La casualidad hizo que los dos coincidieran y vieran que había intereses comunes sobre la forma de comprender cómo llevar adelante una empresa.
En este sentido, Trenchs recuerda que «soy director general de capital de riesgo en La Caixa. Valentín es consultor en programas de liderazgo. Los dos coincidimos en unas conferencias de Esade sobre liderazgo. Yo hablaba de cómo se montaban equipos, de retos». A este respecto, Giró completa declarando que «yo conectaba todo esto con una metáfora de la expedición al monte K2 en la que había participado. En aquella ocasión se trataba de reabrir una vía de la montaña, una ruta de escalada que no se había vuelto a usar desde 1986. Es la llamada ‘magic line'. De una expedición alpinística puedes llegar a conclusiones aplicables al mundo de la empresa».

Los retos hacen el camino
«Estamos más necesitados que nunca de emprendedores capaces de apostar por una idea y convertirla en realidad». Trenchs y Girón dicen que la montaña, igual que una empresa que nace, nos muestra cuál es el camino, sin ocultar sus dificultades.
Los dos autores coinciden también en afirmar que «la cumbre del espíritu emprendedor es infinita porque no contiene la idea de final, sino que la sucesión de retos, de sueños, es parte del sentido de ese camino. A los alpinistas y emprendedores nos unen un sinfín de emociones, actitudes y comportamientos, como saber que el primer paso es el que más cuesta pero, a su vez, el que más cuenta, y que avanzar cada día, aunque sea muy poco, es lo que al final importa».