Barcelona

OPINIÓN: Del Nobel al Planeta

La Razón
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La indigencia intelectual que la Cataluña nacionalista está ofreciendo al mundo es pavorosa. La barbaridad de la Ley del Cine, los fallidos intentos de imponer el etiquetaje en catalán, las lecciones de geografía política al Vaticano, el marginar el castellano en la escuela, etc., abonan lo dicho.

Pero lo que era un escándalo local ya lo es internacional.

Últimamente, las aberraciones nacionalistas han recibido dos buenos meneos. El primero con el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, que ha denunciado a los nacionalismos como el cáncer que sufre España, y entre ellos el catalán.

Vargas Llosa está muy enraizado en Barcelona, que en los años 70 le permitió iniciar su carrera literaria. Ya predijo que la cultura en Barcelona era como el Titanic, gran presencia pero hundiéndose. O sea, que el monolingüismo nos lleva al desastre.

El segundo meneo lo encontramos en el premio Planeta, el Nobel de las letras españolas, de este año concedido al catalán Eduardo Mendoza que escribe en castellano como tantos habitantes del Principado. Pues bien, este señor fue excomulgado por la consellería de Cultura para la muestra del libro catalán en Fráncfort al no escribir en catalán. Sin embargo, un Montilla impávido le entregó el premio al discriminado autor.