Hollywood

Sophia Loren: «No soy una actriz»

Conserva aún esa mirada garbosa y el perfil aguileño juega a contener su boca de trazo grueso. El conjunto, tan generoso y exuberante, todavía es capaz de hipnotizar a los 76 años.

Sophia Loren posando para una sesión fotográfica del calendario Pirelli, en 2007
Sophia Loren posando para una sesión fotográfica del calendario Pirelli, en 2007larazon

Es un icono del séptimo arte, pero cuando aún no era Loren y mucho antes de «americanizar» su nombre –sustituyendo la «efe» por la «ph»–, la actriz italiana fue una joven de familia humilde, que engañaba al hambre comiendo huesos de albaricoque y mataba la sed con agua de lluvia. Desde su nacimiento en Roma, aquel 20 de septiembre de 1934, aprendió a convivir con el dolor y el desprecio. «Nací vieja», explica en la biografía que firma Silvana Giacobini, «Sophia Loren. Una vida de novela» (Ediciones B).

Denunciada por su padre
Su padre, Riccardo, nunca quiso reconocerla y sólo la inagotable insistencia de su madre Romilda permitió a la niña recibir el deshonrosa apellido Scicolone. «No es que odie a mi padre, pero es que no lo siento siquiera como amigo», comenta la actriz. Una afirmación comprensible teniendo en cuenta que aquel hombre había saboteado la felicidad de su hija toda su vida: Fue Riccardo el que denunció ante la policía que Sophia y su madre ejercían la prostitución. En aquella Italia provinciana en la que la actriz empezaba su carrera, ambas fueron arrestadas y se vieron obligadas a justificar sus ingresos. «Nunca me sentí tan humillada como aquel día», confiesa Loren.

En todas esas dolorosas experiencias se apoya su fortaleza interpretativa. «No soy una actriz, actúo por impulsos. Llego al plató y ya estoy preparada porque tengo dentro un mundo personal que a veces es sobrecogedor», comenta Loren.

Aunque la fama le llegó con papeles de gran sensualidad, su calidad dramática quedó patente en la película «Dos mujeres», por la que obtuvo el Oscar en 1961. Sin embargo,como todos los críticos daban como ganadora a Natalie Wood –por su actuación en «Esplendor en la hierba»–, Sophia quiso evitar el bochorno de la derrota y no acudió a la entrega de premios.

Fue su amigo Cary Grant quien le dio la noticia por teléfono. Atrás quedaban los tiempos en los que el insustituible protagonista de «Atrapa a un ladrón» se enamoró hasta los tuétanos de la italiana, llegando incluso a pedirle matrimonio.

Y es que, a pesar de que Sophia Loren compartió escena con los galanes más exitosos de Hollywood, se mantuvo al lado de un solo hombre: el productor Carlo Ponti. Él fue el encargado de transformar a la joven Miss Elegancia en una diva del séptimo arte. Sin embargo, las trabas a su relación fueron numerosas. Cuando conoció a Sophia, Ponti –veinte años mayor que ella– estaba casado y la disolución del matrimonio no era legal en la Italia de los 50. Después de muchos años de penurias y de haber sido acusados de bigamia y concubinato al fin pudieron celebrar su enlace y acabaron convirtiéndose en uno de los matrimonios más sólidos de Hollywood. «Se podían ver todos los días hombres más guapos que él, pero ellos no eran nada comparado con mi Carlo», confiesa la actriz.


El detalle: DEL ÉXITO DE LOS 50 A LA CÁRCEL EN LOS 80
Su carrera despegó meteóricamente en los 50 bajo la dirección de Vittorio de Sica y los personajes de Marcello Mastroianni. Sophia se convirtió en la explosiva joven que hacía perder el sentido a sus compañeros de reparto, pero no fue fácil. Su adusta belleza resistió obstinada, desoyendo los consejos de quienes pretendían endulzar su rostro a golpe de bisturí. Sin embargo, tras las décadas de éxito a los días les salieron espinas. En los 80, una sentencia condenó a Sophia a 17 días de cárcel. «Cuando no tienes la llave que abre la puerta se adquieren experiencias que ya no se pueden olvidar», comenta la actriz.