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Villar y Conde antibarrocos por Miguel Ors

La Razón
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M28 Conciencia
Ana Pastor no es una periodista, es «la periodista»; su ideología, el periodismo sano, duro y puro. Veo en TVE su entrevista con ese otro tenista que no es sino «el tenista», o sea Rafa Nadal.
Rafa Nadal: conciencia limpia. La conciencia es el único y verdadero tribunal del ser humano. Nadal, en efecto, ha pagado al César «Hacienda» sin trampas. Nadal ha hecho del dolor su inseparable pareja, «mi pie izquierdo», ese pie izquierdo que tanto le hace sufrir en los partidos. «Cuanto soy –confiesa una vez más– se lo debo a la educación que de niño me inculcaron, y al trabajo». Vivir es trabajar y sufrir. Cela: «Sufro varias horas al día, las que dedico al sufrido placer de escribir».

M29 Credibilidad
Credibilidad: Vicente del Bosque y Soraya Sáenz de Santamaría.
Los dos transmiten credibilidad. Del Bosque jamás dice tonterías. Mesurado. Serio. Riguroso. Como Soraya, el «fichaje estrella» de Rajoy. Qué pocos creíamos en ella (mea culpa) cuando llegó al PP: tan adolescente, tan niña, tan Jesús y María.
–Sólo le falta el uniforme –recuerdo que me comentó con malicia escéptica un veterano «pepeísta».
Pues ahí está: forjada, inteligente, antidemagógica. Comiéndose, por talento, a la otra Soraya.

J1 Navaja
No tengo nada contra los forofos. Conste. Sin embargo, trato de ver el fútbol sin la navaja del forofismo en la pluma. Como en la canción, «no soy de aquí ni de allá», sino de los que hacen las cosas bien.
La Selección de España, con tantos «enanos» mágicos, es seductoramente mágica. Borda fútbol como no lo borda nadie en el mundo ahora mismo, y sus bordados son bellos, creativos. Del Bosque, su estilo, el estilo del Barcelona, más el estilazo de todos los jugadores de aquí y de allá sin una sola excepción crean el sentimiento de que España puede revalidar su título europeo, salvo contingencia ilógica, que el fútbol, como se sabe, es también a veces el injusto azar de lo que no debiera ser.

V2 Vuelta
Ángel María Villar no es millonario, lo suyo es el fútbol. Mario Conde es millonario, el fútbol no es lo suyo. Conde y Villar, sin embargo, hablando, son pitagóricos, antibarrocos. Conde expresa sus opiniones con pocas palabras, azorinianamente:«Esto, lo otro, punto; lo otro y esto, punto y coma», que diría el gran Pla. Lo de Villar es «¡y punto!», pero sabe decir lo que quiere decir, huyendo de la divagación y la hipótesis. Como Conde. Por eso, cada uno en su oficio, son triunfadores. De Conde sólo sé, pues no le conozco personalmente, lo que le oigo y veo: ojalá todos los teletertulianos fuesen tan directos como él (la mayoría se demora y se pierde en la tediosa y barroca hojarasca de la retórica). Villar, según leo, ha ganado 33 títulos (33: los años que vivió Cristo) en 24 años de gestión en la Federación Española de Fútbol. Va a estar en el cargo, reelegido por mayoría absoluta, a lo Rajoy, otros cuatro años. El fútbol con él va bien, más que bien. A Conde, como tertuliano, le va bien, más que bien, igualmente.

S3 Rogelio
Adiós a Rogelio Núñez. A los 72 años, ha dicho que se iba y se ha ido. Rogelio era un ser de sensaciones. Con él, la amistad era cálida y entrañable. Javier Gómez Navarro, primero secretario de Estado para el Deporte y luego ministro, lo tuvo siempre a su lado. «Rogelio –me reconocía en cierta ocasión– tiene un sentido especial para ver y analizar las cosas». Formidable e imborrable binomio. Adiós, querido Rogelio, con el corazón.