Empleo
Ángel Rodríguez de la Borbolla: «No me reuní exclusivamente con Guerrero»
El ex alcalde de Cazalla apunta que está «arruinado» y que sus ayudas estaban «en regla»
Sevilla- El ex alcalde de Cazalla de la Sierra, Ángel Rodríguez de la Borbolla, a la sazón, hermano del ex presidente de la Junta de Andalucía José Rodríguez de la Borbolla, no pasa por sus mejores horas. El tono de voz le delata. Investigado por la juez Mercedes Alaya por la trama de los ERE y con una petición formal de la Administración andaluza para que se le impute. La Guardia Civil está llamando a declarar a los implicados de la Sierra Norte. Formalmente, asegura, no se le ha notificado nada. Pese a ello, admite que ha puesto todo «en mano de mis abogados».
Rodríguez de la Borbolla aseguró estar «tranquilo», en relación a la investigación. «Las subvenciones se tramitaron en la forma que me han dicho», indicó a LA RAZÓN. «No son mías. Participé para intentar salvar las empresas, porque estaban en crisis y se me pide que haga algo para que no cierren». Las intenciones declaradas casan con las que –sin contar el presunto gasto en fiestas y drogas del ex director general de Empleo– eran empleadas las ayudas del «fondo de reptiles». Salvaguardar a «las criaturitas» y la «paz social».
«He puesto dinero por mi parte; he vendido fincas, ganado y pisos para ello. Unas empresas se han salvado y otras no. Jamás me han dado un céntimo, personalmente, para empresas propias. Ni lo he solicitado», indicó. «Las subvenciones que me han correspondido eran para salvar las empresas y me han costado dinero. Como alcalde, intenté generar riqueza en el corcho. Con el plan de industrialización, en los 80, me pidió el director general de promoción industrial que intentara montar empresas en el marco de ese plan. Promocioné lo que pude y busqué particulares. Las empresas no iban bien y llegó el momento en que todas estaban en crisis. Intenté esforzarme más, poner dinero. La consecuencia: el más arruinado de todos soy yo. Perdí hasta la camisa», lamentó. «Puedo demostrar que me he arruinado y he vendido fincas. Casi todo mi patrimonio, todo lo que tenía; y me he quedado con 600.000 euros de hipoteca. Una de 240.000 y otra también de 240.000, más un embargo de 70.000 euros», explicó. A sus casi 64 años, De la Borbolla sólo tiene «claro que no me voy a jubilar en mi vida después de esta mierda».
Sobre la negociación de las ayudas, el hermano del ex presidente de la Junta aseguró que «las personas que han tratado conmigo son de altas instancias y con intención de salvar puestos de trabajo». «Lo que sale de que se quedaron con dinero y los intrusos, no sé nada», dijo. «Quien ha hablado conmigo ha sido para buscar soluciones, para mantener empleos». Si es «legal o ilegal, no lo sé», admitió. «Allá cada uno con su conciencia, yo la tengo muy tranquila. Ellos sabrán si podían (dar esas ayudas). Imagino que sí», añadió. «Si te dan anticipos en el banco, que estudia los papeles... Todo eso debe ser correcto. (Las ayudas) han pasado por todos los servicios jurídicos», manifestó.
«No he hablado en ningún bar o chiringuito. Siempre en despachos oficiales y de personas que tenían que representar el máximo respeto institucional», subrayó, sin querer dar nombres. La versión de Rodríguez de la Borbolla casa con la ofrecida por el ex director general de Empleo, que aseguró a la Guardia Civil que sus superiores conocían sus procedimientos. «Los papeles estarán en la Junta y en las sociedades. No me reuní exclusivamente con Guerrero. Una cosa era la concreción de las medidas y otra la ejecución de esas medidas». La primera parte se negociaba «por encima de Guerrero. La ejecución la llevaba la Dirección General», relató, añadiendo que «cuando salió lo del chófer me quedé de piedra».
«Este lío» es «muy desagradable», describió. «No tengo nada que ver, lo digo con la máxima honradez. El dinero que han dado fue para las empresas, para lo acordado. Nadie me ha dado un duro para mí o para una empresa de las que sí eran mías y de las que yo he vivido», explicó, al tiempo que reveló que «se podía haber gestionado mejor, posiblemente sí». «El intento de defender prioritariamente los puestos de trabajo no fue la medida, desde la perspectiva empresarial, más correcta. No se podían mantener tantos puestos. Era excesivo. Nos equivocamos. He gastado en una empresa más de 15 millones en jornales. Ni medio céntimo ha desaparecido y nosotros (los empresarios) hemos puesto más. Si la Junta daba dos, nosotros poníamos más. La situación (en relación a la crisis) está muy jodida y saber que se ha tirado mucho dinero es triste», comentó.
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