Barcelona

Ensayo fallido de huelga general

La Razón
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La imagen de Valeriano Gómez, el ministro socialista del paro, que hace sólo tres meses dejó España con más de cinco millones de desempleados, marchando en Madrid en una manifestación contra la reforma laboral; o la de la ex ministra Carme Chacón haciendo lo propio en Barcelona, reflejan el espíritu de la movilización convocada ayer en todo el país por CC OO y UGT. Los dos grandes sindicatos, clamorosamente ausentes en la lucha contra el desempleo a lo largo del mandato del PSOE, trataron ayer de recuperar el protagonismo y amedrentar al Gobierno para que se retire el núcleo del proyecto de reforma laboral, tomando las calles en una prueba de fuerza, ensayo para una huelga general. Con el apoyo evidente del PSOE y de todos los grupos de izquierda, que mostraban sus banderas, incluidos los antisistema del movimiento 15-M, tan favorecido por Rubalcaba y renacido para la ocasión, llama extraordinariamente la atención la escasa respuesta de los ciudadanos. Hablaban ayer los convocantes de cifras espectaculares, como el medio millón de asistentes en Madrid o los cuatrocientos mil de Barcelona. Pero luego las respectivas Policías de cada ciudad rebajaron los números a una décima parte. Si se tiene en cuenta que en España hay 1,2 millones de afiliados a sindicatos, y que otros grupos secundaron la marcha, lo mostrado ayer revela que ni siquiera el grueso de sus propios afiliados acudió a la convocatoria de Toxo y Méndez. El tiempo de los dirigentes sindicales ha pasado y, aunque han pedido ahora una reunión con el Gobierno para negociar, no mencionan que, incluso antes de tomar posesión, Mariano Rajoy habló ya con ellos y tuvieron su oportunidad para negociar con la CEOE una reforma consensuada. No lo hicieron y Rajoy cumplió su palabra de no perder tiempo y presentó su gran proyecto de reforma laboral. El presidente del Gobierno, en la clausura del congreso del PP en Sevilla, ha recordado que la mayoría de los españoles conocen ya la gravedad de la crisis, saben que hay soluciones y van a arrimar el hombro. Su discurso no ocultó ni un dato de la dureza de la situación económica que sufre España y de los sacrificios que habrá que hacer para crecer y crear empleo, pero insistió en que su Gobierno dirá siempre la verdad y prometió justicia y sensatez al aplicar las reformas. Destacó su mensaje dirigido, sin nombrarlos, a los convocantes de la jornada de protesta de ayer: «Sé que algunos intentan desarbolar esta voluntad mayoritaria de recuperación», pero los ciudadanos, dijo, «van a apartar del camino a quienes pongan obstáculos» a la recuperación. Sin el paraguas del PSOE en el poder, con el paro en cifras históricas, y tan reciente la abrumadora mayoría absoluta del PP, el termómetro que ayer midió el ambiente indica que no está el horno a punto para una huelga general.