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Las esperanzas de encontrar el cuerpo de Marta se desvanecen
La tercera sesión del juicio por la muerte, violación y desaparición de Marta del Castillo deparó ayer algunas sorpresas, pese a que ninguno de los tres imputados aclararon su implicación en los hechos ni revelaron el lugar en el que se encuentra el cadáver de la joven sevillana.
«¿Dónde está Marta?», preguntó el fiscal, a lo que María García contestó: «No lo sé». Francisco Javier Delgado optó por un «Es algo que no sé ni he sabido nunca», y Samuel Benítez remató con «No sé dónde está el cuerpo». Samuel, Francisco Javier y María García volvieron a caer en contradicciones, tanto ante sus declaraciones anteriores, como frente a las palabras de Miguel Carcaño, quien dijo el martes que «Marta no tenía ‘‘feeling''» con su hermano». «No me acuerdo de que Miguel me dijera el nombre de Marta, pero si me hubiera dicho Marta o Eva me hubiera sonado igual, pues no la conocía ni de nombre ni de rostro», dijo Delgado, que concretó que si le hubieran puesto una foto de una chica con el pelo corto y negro, y le dijeran que era la joven desaparecida, habría dicho que era Marta, ya que no la conocía. Antes, Samuel, con una actitud chulesca y visiblemente nervioso a ratos, negó que tuviera implicación en los hechos y aseguró que se encontraba fuera de Sevilla durante las horas en las que Miguel lo implica. Mantiene que la confesión ante la Policía, en la que reconoció que se deshizo del cuerpo con la ayuda de «El Cuco», fue lograda bajo amenazas y coacciones. «Me fueron indicando todo lo que tenía que decir», ya que si no implicarían «a mis padres y a mi novia», contó Benítez, para luego asegurar que en la comisaría le robaron unos pendientes de oro y los billetes de autobús que justifican que llegó desde Montequinto. En este sentido, puso de manifiesto que antes se prestó a colaborar para lograr que Carcaño ofreciera más información, por lo que mantuvo una conversación con él en la comisaría. En ella, le preguntó si estaba relacionado con la desaparición. «Mírame a los ojos y júrame que no has tenido nada que ver», le dijo al que hasta entonces era su amigo, que le respondió con una «mirada de venganza».
«Había un olor raro a fregona sucia»
La novia del hermano de Miguel Carcaño, María García, contó ayer lo que hizo la fatídica noche del 24 de enero de 2009. Según ella, todo el tiempo que estuvo en la casa de León XIII lo dedicó a estudiar, hasta las dos de la madrugada. Pero antes, cuando poco después de la media noche llegó al domicilio, notó al pasar por la puerta del cuarto de Miguel un «olor raro, pero no a amoniaco. Era como el de la fregona sucia de un bar», dijo la mujer. Dio varios datos más. No abrió las ventanas en ningún momento, como dicen algunos vecinos, ni observó que hubiera una silla de ruedas en el domicilio. ¿Alguien dice la verdad?
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