Génova

«Operación Cascos»: ley del silencio

La dirección del PP extiende la consigna de ignorarle para no alimentar su «victimismo». Los «casquistas» más convencidos creen que para febrero ya habrá nuevo partido

El ex secretario general del PP, Francisco Álvarez-Cascos, durante su comparecencia ante los medios
El ex secretario general del PP, Francisco Álvarez-Cascos, durante su comparecencia ante los medioslarazon

MADRID- Todo indica que cualquiera de los partidos que competirán el próximo mes de mayo requerirá más de 15.000 votos para entrar en la Junta General del Principado. Ahora bien, dicen en Génova que el problema de Francisco Álvarez Cascos no es ni siquiera una cuestión de «papeletas», sino de apoyos previos y de recursos financieros para poner en marcha un nuevo proyecto político. A partir de estas dos condiciones, y sin olvidar la sombra del «Gürtel», como también se encargan ahora de recordar en Génova, la cúpula popular está cada día más convencida de que Cascos tiene «muy, muy difícil» poder presentarse a las elecciones.

La primera prueba de fuego es el Comité Ejecutivo de este lunes, reunión de la «plana mayor» y ante la que toda la atención estará puesta en medir la repercusión, si la hay, de la crisis asturiana y en ver si alguien se atreve a levantar la mano para defender al que fuera uno de los hombres fuertes de la etapa de Aznar. La consigna oficial que desde Madrid se está trasladando a los principales «pesos pesados» del partido, nacional y territoriales, es que hay que ignorar a Cascos, no entrar en sus provocaciones ni alimentar su victimismo.

Por ir al grano, la estrategia es simple: ningunearle, dentro de un discurso envuelto en el protocolo de las esencias de la corrección política. Por eso han sentado tan mal algunas de las primeras declaraciones que ha realizado Isabel Pérez Espinosa, la candidata con la que finalmente se presentará a los comicios el PP asturiano. Para quitarle hierro a la «metedura de pata», apelan a la falta de experiencia, de ella y de su equipo, pero esta excusa no excluye el toque de atención de puertas adentro. «Cuando un dirigente abandona un partido, lo que dicta el manual es que se ponga el acento en la unidad de la organización. Y hay que elogiar al que da el portazo, para no echar leña al fuego, y dejar incluso abierta la puerta a su vuelta a "casa", como el "hijo pródigo" al que se siempre se espera», sostiene uno de los más veteranos dirigentes populares que participa en las reuniones del Comité de Dirección del PP.

¿Qué hay detrás de ese guiño oficial a la reconciliación, aunque oficiosamente Cascos se haya convertido en un elemento de división y de creación de problemas? La explicación es muy sencilla: la dirección del partido cree que cuando se tomó la decisión de excluirle de las listas, se le convirtió en una víctima para el PP histórico, para ese PP que sigue representando el ex presidente del Gobierno José María Aznar o la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.

«Pero cuando se dio de baja, dejó de ser víctima y traicionó al PP histórico. No podemos ser nosotros los que le ayudemos a corregir su error», comenta uno de los dirigentes encumbrado en el Congreso de Valencia.

En este escenario aún muy convulso, las previsiones de Génova son moderadamente optimistas: sostienen que el problema del PP asturiano no se extenderá a otras comunidades autónomas, que Cascos no sumará más apoyos políticos de entidad y que hay que esperar a que el lodo baje al suelo, porque ahora las emociones están muy alteradas, para valorar las consecuencias electorales de la crisis. En paralelo a este análisis, en Asturias los «casquistas» más recalcitrantes, aquellos que no han vuelto la cara al ex ministro asustados por su decisión de tirar el carné del partido, siguen aventando que en febrero tendrán lista la nueva formación. Mientras que en privado, eso sí, se tientan los bolsillos y hacen cuentas sobre el poder político que representan. Con los pies en el suelo, son pocos los que no reconocen que es una mala señal que algunas de las caras visibles que apoyaron de manera más entusiasta la candidatura de Cascos, como es el caso del diputado nacional Isidro Fernández-Rozada, den un paso atrás y renuncien públicamente a seguir su ejemplo de dejar el partido. Fernández-Rozada fue heraldo de la última carta en la que afines a Cascos pedían a Rajoy la convocatoria de un congreso extraordinario para elegir al cabeza de lista.


El orgullo de ser asturiano
- El ex vicepresidente y ex ministro del PP Francisco Álvarez Cascos agradeció ayer «el apoyo de la gente que quiere luchar por el orgullo de Asturias y de ser asturiano». Así lo manifestó Cascos a los periodistas que esperaban al término de la reunión que ha mantenido esta tarde con simpatizantes y partidarios de su candidatura.
- El ex ministro estuvo arropado por unas cuatrocientas personas, entre ellos los tres concejales del grupo municipal del PP del concejo de Laviana, que hace dos días anunciaron su dimisión como ediles en este Consistorio. n El encuentro tuvo también como objetivo impulsar una plataforma de apoyo al ex ministro que lleva el nombre de «Pasamos a la Acción» y en la que se integran los partidarios de Cascos y ex militantes del PP a raíz de la renuncia del ex ministro.
- La plataforma tiene la intención de recoger el máximo número de apoyos posibles a través de una campaña de recogida de firmas. No obstante, Álvarez Cascos no quiso avanzar a los periodistas si esta plataforma podría ser el germen del partido con el que presentarse a las próximas elecciones autonómicas.


De AP al PP: treinta y cuatro años de partido
Su llegada a la política
En noviembre de 1976, Francisco Álvarez Cascos ingresó en el partido Reforma Democrática, fundado por Manuel Fraga, y que meses después se integraría en Alianza Popular (AP). En las elecciones generales del 28 de octubre de 1982 fue elegido senador por Asturias.
Logra un escaño en el Congreso
Elegido diputado de Alianza Popular por Asturias en junio de 1986, Francisco Álvarez Cascos logró mantener su escaño tras las sucesivas elecciones generales de 1989, 1993, 1996 y 2000, hasta que él mismo tomó la decisión de no presentarse a los comicios de 2004.
«Número dos» del partido
En 1989, en el IX Congreso Nacional de AP, que se refundó como Partido Popular (PP), fue elegido secretario general del partido bajo la presidencia de Fraga. Un año después fue reelegido «número dos» del partido, bajo la presidencia de José María Aznar.
Mediador con otros líderes
Tras el triunfo del PP en las elecciones generales de marzo de 1996, el 5 de mayo fue nombrado vicepresidente primero del Gobierno y ministro de Presidencia en el Ejecutivo presidido por Aznar. Fue el encargado de mantener contacto con los líderes de los partidos que los apoyaron en la formación del Ejecutivo (PNV, CiU y CC).
El ministro del AVE
Cuatro años después cambiaba de cargo y Aznar le entregaba la cartera de Fomento. Desde su Ministerio tuvo que gestionar la catástrofe ecológica provocada por el hundimiento del «Prestige» frente a las costas gallegas. También afrontó el retraso de la puesta en marcha de la línea del AVE Madrid-Zaragoza-Lérida.
Abandona la política activa
En marzo de 2004 cesa como ministro de Fomento y abandona el Comité Ejecutivo Nacional del PP. Sin embargo, Álvarez Cascos ha participado en las campañas de las elecciones municipales y autonómicas de 2007 y en las generales de 2008.