Ciudad Real
«José Tomás tiene más tirón que un Madrid-Barça»
Varios grupos de aficionados han pasado la noche al raso frente a las taquillas de la plaza de toros de Valencia y todavía deberán esperar un día más para adquirir las últimas entradas para la corrida de mañana, en la que reaparecerá en los ruedos el matador madrileño José Tomás.
Apenas quedan unas horas para el día. El gran día. Cuando vean estas líneas la luz, ya habrá comenzado la cuenta atrás y será cuestión de horas. Pero la revolución viene de largo. Bien lo sabe el empresario, desbordado desde que Salvador Boix, apoderado de José Tomás, anunció la buena nueva en el mes de mayo. Valencia, hoy, ayer, es el escenario sagrado para la liturgia. El encuentro de José Tomás con el público quince meses después de que «Navegante», el toro que lidió en Aguascalientes, le empujara al borde del abismo. La muerte de tú a tú, mirándola a la cara mientras por megafonía se pedía sangre para el torero herido. Al diestro que se le iba la vida en su México querido. Un año y tres meses después José Tomás resucita en su inmensidad. Los alrededores de la plaza de Valencia son una locura. Un ir y venir de gente y una multitud de «reventas».
Tan importante es vender las entradas del gran día como comprar más para seguir revendiéndolas. «Lo que mueve este tío no es normal, es único, José Tomás tiene más tirón que un Madrid-Barça», dice uno de los reventas que pasará la noche en la cola para comprar más boletos después de una década dedicado a la profesión. «José Tomás manda. Es una cosa fuera de lo normal todo lo que genera alrededor».
Multiplicar por 10
Una entrada de 15 euros se vende por 150, si aumentamos el precio inicial del billete, la cifra también se multiplica, «aunque son más difíciles de vender las entradas caras. Tiene que ser para alguien que lo tenga muy claro», apunta otro compañero. A las puertas de la taquilla, en un lateral, se han asentado un grupo de aficionados para pasar la noche. Las larga noche antes de que hoy salgan a la venta el 5% que obliga al empresario la ley, unas quinientas entradas. El primero en llegar, desde Madrid, y desde la mañana del jueves, custodia una lista facilitada por la policía. Según van llegando se apuntan, nombre y apellidos, y, si hay suerte, si llegan a tiempo, si los boletos dan de sí, entrarán a ver la reaparición de José Tomás. Una noche en vela interminable, un esfuerzo, una locura. La noche se presume larga, mientras la lluvia amenaza con pasarla por agua.
Ojalá hubiera 30 tardes así
Los reventas aprovechan las ocasión: «Ojalá José Tomás toreara 30 tardes», apostilla uno de ellos. Se conocen todos. Las mismas caras en distintas plazas y la seguridad de que seguirán a José Tomás allá donde vaya. «A todas, Ciudad Real, Huelva, Gijón... Este hombre es una revolución».
No hay habitaciones en los hoteles y reservar para comer entra dentro del umbral de misión imposible. José Tomás llena, revoluciona y genera de largo los altos honorarios que tiene el diestro.
En el otro punto del abismo habita la soledad del torero. Se presentará delante de más de 10.000 personas. En un círculo cerrado, privado, hermético, aguarda el gran momento en el hotel, mientras la legión de seguidores husmean cada uno de sus pasos. En la frondosidad de la soledad buscada, ansiada. De ese silencio que da alas al mito pasará a la jauría de la expectación que suscita, sin límites, como la llegada del mesías. Quedan suspendidas en el aire para muchos las preguntas fundamentales tras la tragedia. ¿Regresará al mismo nivel?
El torero que sobrepasó los límites, que asustó al miedo. Más allá del valor, de la torería, del compromiso... Un paso más allá de todo desvelaremos, a medias, a media luz, el círculo mágico que eleva el toreo al altar. Privilegiados ojos. El acontecimiento. Ya lo apuntó el propio maestro, el Monstruo, de Galapagar: «Vivir sin torear no es vivir». Quizá por eso, y después de visitar la antesala de la muerte, José Tomás regresa esta tarde en la bella plaza de Valencia junto al manchego Víctor Puerto y el mexicano Arturo Saldívar. Y cuentan que dispuesto a volver a cruzar la línea. José Tomás, torero para olvidar una crisis.
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