Festivales de Música

Purcell diáfana y amena fiesta

Universo Barroco del CNDMPurcell: «The Fairy Queen». Gabrieli Consorts and Players. Dirección: Paul McCreesh. Auditorio Nacional. Madrid, 20-VI-2012.

La Razón
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No es frecuente escuchar entre nosotros esta semiópera de 1692, en la que Purcell adaptó «El sueño de una noche de verano» de Shakespeare. Son apuntes, momentos sin una expresa ilación que van engarzados en una progresión que es dramáticamente estática pero que da lugar a una auténtica exhibición vocal e instrumental. Se emplea material de signo popular brillantemente orquestado y sujeto a los cánones del mejor canto. Contrapuntos, «fugati», solos del más diverso signo proveen abundante lucimiento. McCreesh emplea un conjunto de seis violines, dos violas, dos chelos, tres tiorbas, dos guitarras, dos oboes, cuatro flautas piccolo, un fagot, dos trompetas, un clave y timbales, que sigue en general la partitura de Novello, aunque nos parece escaso para la amplitud de la sala sinfónica del Auditorio Nacional. Falta densidad, peso.

Con los ojos cerrados
Puede que un contrabajo hubiera enriquecido el espectro. Lo que importa es la afortunada estilización de una música que los miembros del grupo conocen con los ojos cerrados. Un coro de once voces ensambla perfectamente con aquél y abastece las intervenciones a solo. Destaca la de Ashley Riches, de rotundo y oscuro instrumento, que cantó con gracia la «Escena del poeta ebrio». Los distintos números fueron manando sin solución de continuidad y con la naturalidad de una fiesta de fin de curso en un «college». Ellos ataviados con camisa y pantalón, ellas con trajes vistosos. La sencilla semiescenificación nos mantuvo atentos durante las dos horas. A pesar de lo escuálido de la prestación orquestal y de las insuficiencias vocales, una agradable velada animada por la batuta, no siempre precisa y enérgica, de McCreesh. Un sobresaliente para el trompetista David Hendry.