El Madrid evita el «match ball» y podrá decidir en su cancha

Desde el comienzo resultó evidente que el Real Madrid parecía haber aprendido la lección de lo ocurrido en el primer partido, porque su defensa agresiva en la línea de pase le permitía una correcta recuperación de balones. Ello se traducía en un elevado ritmo de juego, que desarticulaba a la férrea defensa cajista. Si a ello se une el acierto desde el perímetro de los blancos, con un Sergio Llull determinante, se comprende que, avanzado el primer cuarto, los madridistas ya fueran 5-17 arriba. Para el Cajasol se trataba ahora de algo tan difícil como recomponer su estilo de juego, aunque ahí no terminaban los problemas de los hispalenses, porque, además de no encestar ni un triple, los rebotes y la segunda opción de juego siempre era también para su rival. El 9-22 con el que terminó el cuarto inicial decía bien a las claras las diferencias entre unos y otros. El Cajasol, sencillamente, no sabía cómo romper la solidez de su adversario, que mediado el segundo cuarto alcanzaba una máxima diferencia de 23 puntos (15-38). Pero entonces cambió el viento, y el Cajasol, aprovechando los reiterados fallos desde el perímetro del Madrid y guiado por su líder, Savanovic, ligó un parcial de 10-0, que dejaba el marcador en 25-40 al descanso. La mitad del tercer cuarto transcurrió casi sin anotación, pero con una enorme intensidad defensiva en uno y otro aro. El nombre propio ahora en los de Ettore Messina era Tomic, hiperactivo, con 6 puntos anotados consecutivamente y 5 rebotes en su haber. Pero el paso de los minutos relajó a los blancos, y el Cajasol se percató de que estaba ante un momento clave. Siempre bajo la batuta de Savanovic, máximo anotador de lo que se llevaba jugado, y manteniendo la zona, los de Joan Plaza se pusieron a sólo 8 puntos del Madrid (40-48) gracias a un triple y dos tiros libres de Miso, que hicieron revivir al hoy abarrotado Pabellón San Pablo. A falta de seis minutos para el final un triple de Miso reducía a 6 puntos (51-57) la ventaja visitante, aunque entonces apareció Bullock, que con otro 'misil' desde la pintura mantuvo las distancias. Todo era posible ahora, aunque Garbajosa, con sus triples, y Bullock en los tiros libres, se encargaron de que las esperanzas sevillanas no se trocaran en realidad- Aun así, bien pudo suceder lo contrario si Calloway no hubiera fallado incomprensiblemente la culminación de un robo de balón que, pudo poner a los suyos a 5 puntos cuando todavía había tiempo para la remontada.