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Comienza el «postzapaterismo»

Madrid ha hablado. Tomás Gómez, el secretario general más novato, inexperto y cuestionado de cuantas federaciones componen el PSOE, ha ganado la batalla frente al todopoderoso «aparato» de Ferraz. El ex alcalde de Parla se rebeló contra el poder establecido, contra el deseo de la dirección federal de apartarle de la candidatura a la Comunidad de Madrid, contra la fuerza de quienes aún mandan en el socialismo…, y ha vencido.

El líder del Partido Socialista de Madrid (PSM), Tomás Gómez (c), en un momento de su intervención tras vencer a Trinidad Jiménez, candidata apoyada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en las elecciones primarias
El líder del Partido Socialista de Madrid (PSM), Tomás Gómez (c), en un momento de su intervención tras vencer a Trinidad Jiménez, candidata apoyada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en las elecciones primariaslarazon

Gómez gana; Zapatero, pierde. No hay más lectura por mucho que el presidente dijera que «a estas alturas no se jugaba nada» en las primarias de Madrid, y ahora quienes le rodean intenten vender la operación de las primarias como un sano ejercicio de democracia interna que ha movilizado a una militancia durmiente. Es cierto que las primarias del Partido Socialista de Madrid han revitalizado a una organización resignada a la hegemonía popular desde hace tres lustros, pero digan lo que digan la fortaleza del secretario general del PSOE que más poder ha tenido en las últimas décadas, sufrió anoche una severa dentellada que, además, llega en el peor momento político de Zapatero.

 Vigilado desde Europa, acosado por los mercados internacionales y hundido por las encuestas, los suyos, los socialistas, le ponen más difícil el final de esta Legislatura. Los socialistas madrileños han asestado el golpe más duro de cuantos internamente ha recibido nunca Rodríguez Zapatero, acostumbrado a designar candidatos, nombrar independientes para puestos institucionales y tomar decisiones de forma unilateral sin que nadie le exigiera explicaciones. El resultado de las primarias de Madrid ya nadie duda de que era un referéndum sobre el presidente del Gobierno antes de la próxima cita con las urnas. Y el veredicto no dejó lugar a dudas: 51,80 por ciento de los votos para Gómez; 48 por ciento Jiménez. más de tres puntos de ventaja y 556 votos.

Desacuerdo
Lo que han dicho los militantes es que ya no hay poder omnímodo, ni férrea fortaleza, ni líder capaz de imponer su voluntad y sus candidatos como antaño hiciera Zapatero desde que en 2000 asumiera las riendas de un partido moribundo y lograra en tan sólo cuatro años de oposición el regreso del socialismo a La Moncloa. Ocurrió igual en 1999 con las primarias que enfrentaron a Almunia y a Borrell: la militancia votó lo contrario a lo que quería el «aparato».

Ahora, por primera vez desde que Zapatero reconquistó el Gobierno de España para el PSOE, un dirigente territorial se atrevió a decirle «no» y trasladar la resolución del desacuerdo a la militancia. Desde el pasado tres de agosto (cuando Gómez acudió a La Moncloa y forzó con su negativa a la retirada las primarias), todo el mundo sabía que la consulta adquiría una singular relevancia. Y aunque la convocatoria en las urnas afectaba a tres federaciones regionales y a 11 agrupaciones municipales, toda la atención estaba en la disputa entre Tomás Gómez, secretario general del PSOE de Madrid, y Trinidad Jiménez, ministra de Sanidad.

Formalmente se decidía quién de los dos sería el candidato que el PSOE presentará en mayo de 2011 a la Comunidad de Madrid frente Esperanza Aguirre, pero la forma en que se llegó a esta convocatoria –para algunos «suicida»– más el aderezo del contexto político en el que se celebraba daban al resultado una trascendencia que traspasaba las fronteras de la política madrileña.

 La negativa de Gómez a dar un paso atrás y los movimientos que desencadenó esta rebelión frente a los designios del hasta entonces líder indiscutido, hicieron que por primera vez en el PSOE se hablase de «postzapaterismo», un debate al que sin duda ha contribuido el propio Zapatero por no desvelar si optará o no a un tercer mandato. Hasta ahora, desde la cúpula socialista se había sostenido que no había debate sobre el «postzapaterismo», que éste era un asunto que sólo interesa a la derecha. Sin embargo, nadie duda de que la derrota de la ministra de Sanidad será interpretada inevitablemente como una derrota de Zapatero, aunque el propio Gómez se reivindique como «zapaterista». Lo quiera o no, el secretario general del PSM, se convertirá a partir de hoy en referente inevitable de quienes piensan en el día después de la era Zapatero.

Una «paracaidista»
De hecho, su equipo de campaña advirtió desde el primer día de este proceso que Jiménez era una nueva «paracaidista del aparato». No en vano su primer mentor fue el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, quien contó para su «aventura» con la inestimable colaboración del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Ambos muñeron la operación «Trini» que Zapatero «compró» de inmediato. Hoy más de uno pensará en cobrarles la factura. Del mismo modo que Zapatero pierde, con él lo hacen, sin duda, Blanco y Rubalcaba. En la dirección federal nadie se había implicado tanto como ellos en este proceso. Hay quien dice que pensando en el «postzapaterismo» y en el control de una federación que les era hostil. Ellos defienden, sin embargo, que por «pura lealtad» con Zapatero.

Pero la batalla de Madrid es, sin duda, un partido de ida y vuelta. La primera la ha ganado Gómez. La segunda se jugará el próximo mes de mayo. Y es entonces cuando habrá quienes desde la dirección federal estarán esperando al ex alcalde de Parla, la misma noche del 22 de mayo. Y es que, aunque el Gómez de hoy no es, en ningún caso, el desconocido Gómez de hace dos meses –gracias en parte a esta campaña– nadie le augura un buen resultado frente a Esperanza Aguirre. Será entonces cuando pidan su dimisión y fuercen un congreso extraordinario. Para entonces, responden desde el equipo del secretario general del PSM, Zapatero, Blanco y Rubalcaba estarán tan entretenidos dando «explicaciones sobre la derrota general que se les avecina en las municipales y autonómicas, que el debate será otro», y no precisamente el del socialismo madrileño. De momento, anoche Zapatero telefoneó a Gómez para felicitarle por su victoria. Primer paso para el reencuentro.