Manifestaciones violentas

«Al segundo golpe me mareé me di la vuelta y vi que era una maza»

Los cascos de las dotaciones de la UIP no son nada moldeables. Diseñados para aguantar pedradas y botellazos, hay que dar un golpe muy fuerte para conseguir hundirlos
Los cascos de las dotaciones de la UIP no son nada moldeables. Diseñados para aguantar pedradas y botellazos, hay que dar un golpe muy fuerte para conseguir hundirloslarazon

Madrid- Habían visto que llevaban latas, piedras y los palos que sujetaban los banderines de sus emblemas, es decir, «armas» más o menos improvisadas, que pueden cogerse del suelo en un momento dado. Pero lo que no esperaban los agentes de la UIP que el pasado 25-S protegían el Congreso, era que los manifestantes hubiesen acudido a la «pacífica» llamada de rodear el Congreso con objetos tan contundentes como mazas. Lo portaba una de las después detenidas y con ella se empleó con fuerza contra uno de los policías desplegados en el dispositivo. Ocurrió en la segunda carga de la jornada, sobre las 22:30 horas en el acceso de entrada a la Carrera de San Jerónimo desde Neptuno. Los radicalescomenzaron a lanzar latas de cerveza cerradas o rellenadas de arena y piedras contra los agentes apostados en punto más «caliente» para provocar una batalla contra los funcionarios que les impedían su ansiada «toma del Congreso». Entre ellos se encontraba José –nombre ficticio, ya que quiere permanecer en el anonimato– quien después de ocho horas aguantando escupitajos, insultos y lanzamientos de todo tipo contra su persona, recibió la orden de su superior de cargar contra los radicales. En mitad de la refriega notó un fuerte golpe en el casco y, apenas dos segundos depués, otro mucho más fuerte. «Me mareé bastante, es como si te caes de la moto e impactas fuertemente contra el suelo. Me di la vuelta y volvieron a golpearme en el hombro. Ahí vi que era una maza y conseguí cogerla por la punta y reducir a la mujer que me golpeaba», explica. La susodicha, cual guerrera, portaba su arma en una mano y un escudo «casero» –hecho con la tapa de un contenedor– en la otra. Ya en el furgón, comprobaron que pesaba sobre ella una orden de busca y captura por agredir a otro agente con una botella de vidrio 15 días antes. A José, experimentado agente de la UIP, le llamó la atención la violencia de los radicales. «Cuando escucho lo de pacíficos les digo que se pasen por la comisaría de Moratalaz y vean cómo han quedado las patrullas: destrozadas».