Roma
Vivir bajo un puente ecológico
Estructuras viales, centros de producción de energía, viviendas y miradores, todo en uno. La región más meridional de Italia defiende un proyecto de reciclaje como alternativa al desmantelamiento de la autopista Salerno-Reggio Calabria
Para cualquier italiano, la larga autopista que comunica la región de Nápoles con Calabria (la más meridional del país) a través de Salerno es famosa por ser número uno en las listas de accidentes y muertos en carretera. De hecho, nadie afronta el discurso de la Salerno-Reggio Calabria sin bajar el tono de voz como si de algo maldito se estuviera hablando. Las promesas gubernamentales sobre la finalización del nuevo trazado más seguro y el desmantelamiento de las tramos más peligrosos siguen sumando años (ya han alcanzado el 2013) y al amparo de las futuras demoliciones, ha crecido una conciencia de reciclaje con viaductos y puentes como protagonistas.
Fue en 2007 cuando Antonio Dattilo, responsable del departamento de Urbanística del Gobierno de la Región de Calabria, sitúa el inicio de la andadura del concurso «Parque Solar Sur». Durante un fórum en el que se hablaba de eco-monstruos (un término que se ha acuñado entre los ecologistas del país para definir las construcciones que ofenden el paisaje), se forjó la primera idea. Inmediatamente, se creó un grupo de trabajo que pretendía llevar al Ministerio de Infraestructuras y al gestor de autopistas (ANAS) un proyecto alternativo a la demolición del tramo entre las localidades de Bagnara y Scilla. Para barajar todas las posibilidades, en 2010 se convocó un concurso internacional para presentar las mejores opciones, las más solventes técnicamente y que revalorizaran el patrimonio natural. Un compendio para convencer a las autoridades centrales de que «es absurdo devolver las cosas a su estado anterior», explica Dattilo. De fuente de contaminación, el viaducto principal se convertiría en fuente de producción de energía renovable, sin tener que arrojar miles de metros cúbicos de hormigón y residuos con su destrucción. Las respuestas fueron inmediatas y de proporciones gigantescas; 215 ideas venidas de 73 países distintos, han sido valoradas por un jurado internacional independiente de 10 miembros. Para evitar dudas, el proceso de votación se llevó a cabo por Internet.
Con las recientes elecciones autonómicas a la espalda, parece que el proceso se ha paralizado y el Parque Solar está a la espera de conocer de primera mano las intenciones de su presidente autonómico respecto a su puesta de largo en Roma. Se vuelve a discutir estos días sobre la conveniencia o no de defender la alternativa ante el programa de demolición aprobado ya por el Ministerio. Dattilo es optimista y en el peor de los casos cree que el bagaje de experiencias y de ideas que han almacenado podrá servir para futuras iniciativas.
Si los sueños son las expresiones del subconsciente, el de los arquitectos se mece entre el ancestral y simple respeto por el entorno y una reinventada tecnología que ve en la naturaleza su mejor recurso, aunque esta vez sin dañarla. Las propuestas imaginan estructuras viales, centros de producción de energía para consumo propio y ajeno, alojamientos y miradores paisajísticos, todo en uno.
Los tres ganadores
El proyecto más votado y de origen francés (estudio pr+off) quiere «dar volumen al puente», explica su autor Philippe Rizzotti. El puente ofrece una vista del panorama increíble y además es un elemento poco invasivo. Al igual que los pájaros que construyen verticalmente sus hogares, los altos pilares podrían ser las columnas de un futuro bloque, donde cada vivienda quedaría sustentada por una base planificada a tal efecto. Colectores de lluvia de hasta 45.000 m3 abastecerían las necesidades hídricas, mientras que para la producción de energía se imagina una planta de biogás y el uso de la geotermia.
Para el segundo premio, el jurado internacional se decantó por la solución del estudio italiano Coffice. Su llamativa propuesta nace como sistema renovable híbrido. Con el fin de aprovechar el sol y el viento tan abundantes en el sur de Italia, pensaron introducir en la estructura los molinos, de tal manera que se liberara el espacio natural de los alrededores. La superficie compartiría uso entre caminos para paseantes, tiendas de alimentos ecológicos de la zona y la carretera, productora de energía eléctrica gracias a células solares en el asfalto. La cantidad de energía combinando ambas soluciones, estiman, sería de 40 millones de kW/h al año. Suficiente para mantener a unas 15.000 familias.
El tercero, del estudio colombiano J-A, se sustenta en palabras de uno de sus autores, Daniel Azuero, en la más eficiente de las energías renovables y la única con capacidad para regenerarse infinitamente sin producir daños medioambientales: «la educación». De aquí que la propuesta entienda el espacio entre estas dos localidades calabresas como un centro para la participación ciudadana y la naturaleza. Serían tres los circuitos que cubrirían la distancia: en la parte superior se situarían las líneas del tren y un camino ajardinado para viandantes y en el interior, rutas para cubrir a pie o en teleférico. Los sistemas de automoción se servirían de la fuerza del oleaje robado al cercano mar del Estrecho de Messina. Esta misma agua tratada serviría para alimentar todo el perímetro, entendido como refugio natural y alojamiento de nuevas plantas autóctonas. También los túneles son interesantes por sus características físicas como centros destinados a la educación audiovisual «verde».
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