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Brasil 1950: Del «Maracanazo» a Pelé

Brasil tuvo que esperar hasta 1958, con la aparición de «O Rei» y Garrincha, para ganar el Mundial que les había quitado Uruguay en 1950.

La Razón
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Madrid- La Copa del Mundo había vivido 20 años sin nombre, desde que en 1930 Uruguay se impuso en la primera edición hasta que en 1950 se bautizó como Jules Rimet. Su inventor, el presidente de la FIFA, lo merecía después de haber guardado el trofeo bajo su cama durante la Segunda Guerra Mundial.

Brasil, 1950«De cien veces sólo les ganamos una, pero fue ésa», relataba Obdulio Varela, el capitán uruguayo, años después. El único Mundial sin final regaló a la historia la final más famosa. El torneo se decidía en una liguilla entre Brasil, Suecia, Uruguay y España. Y la casualidad decidió que el último partido lo disputaran uruguayos y brasileños, los dos únicos equipos que tenían posibilidades de ganar el trofeo. Se adelantó Brasil, pero después llegaron los tantos de Schiaffino y de Ghiggia. Brasil no podía imaginar que «su» Mundial terminara con derrota. Eran más, eran mejores, estaban en su casa y lo tenían todo preparado. Pero se cruzaron con los uruguayos, arrastrados por el espíritu de Varela. «Sólo cumplimos si somos campeones», le respondió a uno de los dirigentes de su país cuando le comentó que bastante harían con perder sólo por 4-0. Uruguay llegó al partido tres horas antes para evitar las trampas. Los brasileños se habían concentrado cuatro meses antes. Se iban a dormir a las 10 y no podían ver a sus mujeres. Demasiado sacrificio para ser sólo subcampeones. Para acabar siendo un país inundado en llanto.

Suiza, 1954Hungría llegaba como campeona olímpica en Helsinki 1952 y dos años después nadie había sido capaz de derrotarla. Pero la victoria contra Alemania (8-3) en la primera fase fue definitiva para su derrota final. Una patada de Liebrich lesionó a Puskas para todo el campeonato. Sólo reapareció para jugar la final, a la que los húngaros llegaron después de dejar en el camino a Brasil y Uruguay. Contra los brasileños disputaron el encuentro más duro del torneo, «la batalla de Berna». Bozsik y Nilton Santos fueron expulsados por pegarse en el campo y a Puskas lo acusaron de agredir a Pinheiro con una botella tras el partido. La semifinal provocó la primera derrota de Uruguay en los Mundiales.En la final, Hungría se enfrentaría con Alemania, que avanzaba de sorpresa en sorpresa. Primero al derrotar a Yugoslavia en cuartos de final, después, a Austria en semifinales. Le quedaba lo peor, Hungría. Reapareció Puskas, que marcó un gol y le anularon otro. La estrella alemana era Fritz Walter, pero el héroe fue Helmut Rahn, que antes del Mundial estaba a punto de marcharse a Uruguay y marcó dos goles en la final.

Suecia, 1958Fue el Mundial de Pelé, el nacimiento de una leyenda. Pero no debutó hasta el tercer partido. Como Garrincha, al que el psicólogo de la selección había descartado para el fútbol profesional. Tuvieron que ser sus compañeros los que reclamaran al seleccionador, el «Gordo» Feola, su presencia en el equipo. Ya no abandonó la alineación hasta la final. Y cuando acabó, preguntó: «¿Cuándo jugamos el siguiente partido?». El Mundial se había acabado, pero quedaba Garrincha para mucho tiempo. Suecia se adelantó en la final con un gol de Liedholm, uno de los integrantes del trío «Grenoli» junto a Gren y Nordahl, tres héroes repatriados desde Italia. Fue también el Mundial del francés Fontaine. Sus 13 goles siguen siendo un récord.

El tumor de BocquetEl Mundial de 1954 debía ser el de Puskas. Pero como les ocurriría a otros grandes después, apenas pudo participar. El héroe fue Bocquet, el capitán suizo. Estuvo a punto de no disputar el campeonato por culpa de un tumor en la cabeza, pero no quiso perderse el acontecimiento de su vida. «Me operaré después y no sé si sobreviviré», dijo. Pensó que era mejor morir después de jugar un Mundial que marcharse sin jugarlo. Su peor momento fueron los cuartos de final, contra Austria. El sol no se llevaba bien con su enfermedad. Sufrió. Y también por la insistencia de su entrenador en que se retirara del campo. Pero aguantó. Después del torneo se operó y su única secuela fueron unas aparatosas gafas negras.