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Espumas y geles para aliviar los dolores musculares

Los antiinflamatorios y los denominados rubefacientes son las familias de fármacos más habituales para tratar los traumas provocados por el deporte. 

Espumas y geles para aliviar los dolores musculares
Espumas y geles para aliviar los dolores musculareslarazon

Tras los excesos navideños uno de los propósitos del nuevo año suele eliminar esos kilos acumulados durante estas fechas, para conseguirlo son muchos los que comienzan o reanudan el ejercicio físico, lo que puede provocar ciertas molestias musculares si no se realizan de forma adecuada.

Los dolores musculares pueden tener un origen muy variado, desde el ejercicio físico, torceduras, posturas forzadas o golpes, frío, tensión o artritis, entre otros. Se pueden llevar a cabo hábitos higiénicos y medidas preventivas de este tipo de molestias, como el masaje muscular, que puede mejorar en gran medida la situación, siempre que sea aplicado por personal autorizado para evitar daños mayores.

En el caso de los dolores musculares que han sido provocados por el ejercicio físico, torceduras o golpes, también es útil aplicar frío en el lugar de la inflamación (bolsas de hielo o toallas mojadas) en el primer momento tras el trauma, lo que evita en gran medida la hinchazón.

En dolores musculares ya establecidos, como el artrítico, el calor seco (manta eléctrica, bolsa de agua…) puede aliviar el dolor. Sin embargo, una de las medidas más efectivas para conseguir la pronta recuperación es el reposo.

Existe una serie de medicamentos de dispensación sin receta y aplicación tópica, esto es que se administran de forma local, directamente sobre la zona dolorida, que se utilizan para aliviar dolores musculares diversos. Pueden encontrarse en forma de gel, crema, pomada, espuma, solución o aerosol. Los principios activos empleados para tratar dolores musculares son muy numerosos, aunque los más habituales son los antiinflamatorios y los rubefacientes.

Los antiinflamatorios, como el ibuprofeno o el ketoprofeno, entre otros, actúan directamente sobre el mecanismo de la inflamación y del dolor. En cuanto a los rubefacientes, como el salicilato de metilo, el aceite de trementina o el amoniaco producen una leve reacción inflamatoria en el lugar donde se aplica, que distrae la sensación dolorosa.

Se deben seguir cuidadosamente las instrucciones de cada producto en cuanto al modo y la frecuencia de aplicación, pues pueden ser variables en función de su composición. Es importante tener presente que no se conseguirá mayor alivio por aplicarlo con más frecuencia de lo indicado en el prospecto ya que de lo contrario puede irritar la piel. Ante cualquier duda sobre estos medicamentos puede consultar a su farmacéutico, que le ofrecerá toda la información que precise.
 


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