País Vasco
Echan a una abogada por cobrar mucho a los presos
MADRID-ETA decidió, también en agosto del año pasado, expulsar a la abogada francesa Yolanda Molina de la «izquierda abertzale» y del grupo de apoyo del «colectivo» de presos. Una de las razones principales es económica: las elevadas cantidades que cobraba a los familiares de los reclusos. En el mundo del terrorismo, se da por descontado que los letrados deben tener una consideración con sus clientes y que las minutas desmesuradas están descartadas. Desde la óptica de los pistoleros, la situación carcelaria se debe a su contribución a la lucha por la independencia del País Vasco. Que alguien quiera aprovecharse de ellos o de sus familiares no es admisible.La letrada Molina ha sido durante mucho tiempo la abogada habitual de ETA ante los tribunales franceses. En un documento de la banda, al que ha tenido acceso LA RAZÓN, se indica que la abogada ha incumplido en los últimos años los criterios que marcaba el «colectivo» de presos y que no ha corregido esta actitud pese a las reuniones que se han mantenido con ella.
Posición dominante«Cuando se le ha indicado que comparta y compare su trabajo, su aportación económica y su coordinación con otros letrados, no lo ha hecho y se ha valido de la posición de dependencia que generaba su trabajo para actuar como le ha venido en gana, imponiendo su voluntad por encima de todo», dice el documento. La acusación más dura de ETA hacia Yolanda Molina es la económica. Apela al trabajo y la responsabilidad que tenía con respecto a los presos y sus familiares: «Las gestiones que ha hecho para obtener cantidades de dinero que, además, se ha embolsado, resultan inaceptables. Mucho más si se tiene en cuenta la situación económica en que se encuentran aquellos. Absolutamente vergonzosos teniendo en cuenta de dónde viene el dinero». Asimismo, ETA le acusa de haber desprestigiado a la banda para defender a uno de sus «amigos» (se supone que debe ser «Thierry»). «Ha actuado en todos los ámbitos que ha podido con el fin de desprestigiar a la Organización y a sus responsables».Pero lo que sentó especialmente mal es que se le citó hasta en cuatro ocasiones para que diera explicaciones y no acudió a ninguna de las reuniones.En el documento se le formula otra imputación grave, desde la óptica de los pistoleros. Hace cierto tiempo observó una reunión «orgánica» de ETA; es decir, entre miembros de la banda para temas operativos. Asistían varios miembros «legales» (no fichados) que eran amigos suyos. En vez de guardar secreto, se lo contó a varios presos.
Desde noviembreComo ocurre siempre en las organizaciones marxistas, ETA ordena a la «dirección de la izquierda abertzale, al colectivo de presos» y, en general, a todos los miembros de la banda que les pueda afectar, que «a partir de este momento Yolanda Molina es una abogada cuyo nombre no se puede citar». Desde noviembre del año pasado, no se le han vuelto a encargar asuntos.La «purga» interna que acometió ETA es mucho más amplia, según las fuentes consultadas. Los cabecillas han querido cortar de raíz cualquier tipo de disidencia y dejar claro a todos quiénes son los que mandan en la «Organización».
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