Crisis económica

Qué hacer contra la crisis por Fernando NAVARRETE

La Razón
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Para continuar la historia de éxito que, con sus altibajos, hemos disfrutado los españoles en las últimas décadas, se hace preciso renovar una visión compartida acerca de los ingredientes esenciales de una política socio-económica que permita a los españoles estar plenamente capacitados para aprovechar las oportunidades de la globalización. Esta visión debe partir del convencimiento de que debe ser la propia sociedad la protagonista de aprovechar al máximo de las propias expectativas de mejora como palanca para el cambio. Una transformación apoyada desde los poderes públicos por una política económica responsable con los españoles y con los socios europeos, que devuelva la confianza a los ciudadanos en sus propias capacidades y que genere movilidad social y oportunidades sobre la base del reconocimiento del mérito.

Para tan altas aspiraciones es imperativo revertir la herencia económica e institucional generada por el desgobierno socialista de la crisis. En primer lugar, la recuperación no será posible sin elevar sustancialmente el crecimiento potencial de la economía, actualmente lastrado por un mercado de trabajo disfuncional que, debido a sus rigideces, sólo se ajusta por la vía de los despidos. La consecuencia: cinco millones de parados y casi la mitad de una generación de jóvenes se mantienen alejados del horizonte de un empleo, descapitalizando así a la sociedad de su vitalidad.

Las principales medidas para la España de hoy, pensando en la España del futuro, deben pasar por una profunda reforma laboral que, con el objetivo de la creación de empleo desde el minuto uno de la recuperación económica, ponga fin a la exclusión y la dualidad en el mercado de trabajo, facilite la flexibilidad en las condiciones salariales y laborales e incremente la efectividad de las políticas de reinserción laboral.

La imprescindible reestructuración y saneamiento del sector financiero debe permitir el acceso del sector privado de la economía a la financiación en condiciones internacionalmente competitivas. En política fiscal y presupuestaria, el objetivo pasa por atajar inmediatamente el déficit estructural de las cuentas públicas. Para ello resulta imprescindible el compromiso de todas las administraciones. Asimismo, se hacen imprescindibles medidas fiscales incentivadoras del crecimiento y que mejoren la eficiencia del sistema fiscal. Finalmente, será labor de una ambiciosa agenda de competitividad eliminar lastres regulatorios, restaurar la unidad de mercado y promover una nueva estrategia energética nacional con las que regenerar el tejido productivo.

Pero los objetivos económicos y sociales apuntados no podrán alcanzarse sin una profunda transformación del estado del bienestar en una sociedad del bienestar sostenible y justa que descanse sobre las bases de la libertad y la excelencia en la gestión.


Fernando Navarrete
Director del área de Economía y Políticas Públicas de FAES