Italia
Embarazo a los 16 en manos de un juez
Nunca les gustó el novio de su hija adolescente, un joven de 18 años inmigrante y desempleado. Cuando descubrieron que la chica, de 16, se había quedado embarazada, sus padres, residentes en un pueblo cercano a Trento, en el norte de Italia, intentaron por todos los medios que abortase.
Roma- Consideraban que, si tenía el niño, iba a echar a perder su futuro. También le dijeron que su compañero no sería un buen padre. No era la primera vez que pasaban por esta situación: hace alrededor de un año ya sucedió lo mismo y lograron convencerla para que no siguiera con el embarazo tomándose una píldora poscoital. Pero esta vez la situación es diferente. La muchacha dijo «no».
Los padres, divorciados desde hace años pero con una postura común en este trance, hablaron con ella, la presionaron, pidieron que interviniese la hermana mayor e incluso empezaron a acompañarla cuando salía de casa para que no se viese con su novio. Todo fue en vano: la adolescente, cuya identidad no ha sido revelada, se negó a perder a su hijo. Al final, los padres acudieron a un tribunal de menores para que la obligase a abortar. El fiscal al que llegó la solicitud tuvo que explicar a los progenitores que de ninguna manera podían forzar a la chica a que no siguiese con el embarazo.
Imposición ilegal
El aborto es un derecho, no una obligación, y su imposición infringe la ley. Acostumbrados a la situación contraria, en la que son los padres los que tienen que ser convencidos para que acepten la interrupción de la gestación, el fiscal les dijo que no era la Justicia, sino los servicios sociales, los que debían ocuparse del caso.
Según la legislación italiana, para que una menor de edad aborte necesita el consentimiento de sus padres o tutores. En caso de que sea imposible la consulta a los progenitores, se prevé la intervención de un magistrado. Muchas chicas que no han cumplido los 18 años y se han quedado embarazadas intentan utilizar esta opción para dejar de estarlo sin que se enteren sus familias.
Además del aborto, los padres de la joven de Trento han elevado al tribunal otras dos peticiones. Si se rechaza la opción de la interrupción de la gestación, se debe al menos evitar que los dos enamorados sigan frecuentándose. Solicitan una orden de alejamiento para el muchacho inmigrante por considerarlo peligroso para su hija. Aseguran que la maltrataba, como demostrarían los moratones hallados en los brazos de la joven. También le echan en cara unos celos enfermizos, que le habrían llevado a quitarle la tarjeta SIM de su teléfono móvil para que no hablara con otros jóvenes. Con todo, ni los padres ni la muchacha presentaron ninguna denuncia de estos hechos ante la Policía.
La otra petición al tribunal es que si el niño nace, el padre no deberá reconocerlo ni darle su nombre. Aunque todavía no hay un veredicto, lo más probable es que el juez de menores rechace también estas dos solicitudes.
Según explica al diario italiano «La Repubblica», Melita Cavallo, presidenta del tribunal de menores de Roma, si el juez encargado del caso comprueba que el padre es «estable psicológicamente», que no se han cometido agresiones y que ha encontrado un empleo, no pondrá ningún reparo a la relación entre los dos jóvenes. «Los jueces no castigan el amor. No se puede mandar el alejamiento de un muchacho de donde vive su novia si no le hace nada malo», explica Cavallo.
El niño nacerá
Todo hace indicar, pues, que prevalecerá la postura de la chica y el niño nacerá, aunque las heridas que dejará este choque generacional en la familia serán difíciles de curar. La muchacha asegura que quiere ir a una escuela de peluquería para poder trabajar y que buscará una casa con su compañero para que ambos puedan criar juntos al bebé.
El caso de la menor embarazada obligada a abortar por sus padres ha provocado un acalorado debate en Italia. La socióloga Chiara Saraceno apunta que la postura de la familia de la chica supone una violación de su «integridad personal y de su voluntad». Afirma además que la pretensión de que interrumpa su relación con su novio recuerda a los llamados «crímenes de honor» que se dan en algunos países, en los que los padres y hermanos de algunas jóvenes llegan incluso a matarlas por haberse enamorado de la persona equivocada. En esta situación, los procedimientos son «más civilizados» y las consecuencias «menos dramáticas» para la joven, pero la «pretensión es la misma».
El intelectual ateo Piergiorgio Odifreddi ha analizado este suceso y ha pedido que los tribunales intervengan para «evitar la procreación». Deben hacerlo primero «forzando» a utilizar anticonceptivos y, cuando esta opción falla, «imponiendo» el aborto.
Según escribía ayer en su blog, el problema de la joven de Trento no está en que ella sea menor, el padre extranjero o que no estén casados, sino en que «la procreación responsable es un deber civil y social». En su opinión, un Estado «digno de este nombre» debería «imponer» esta responsabilidad a quien no la respeta en sus relaciones sexuales.
Obama quiere limitar la píldora a las menores
Como padre de dos hijas, Barack Obama entiende que no se pueden vender píldoras del día después a niñas de 10 años «como si fueran chicles o pilas». El presidente de EE UU ha respaldado la decisión del Departamento de Salud de impedir que el anticonceptivo pueda estar disponible sin receta para las menores de 17 años. Así, el Gobierno confirma su negativa a la solicitud de la farmacéutica Tevall, fabricante de la píldora «Plan B», para que ésta pueda dispensarse sin autorización médica independientemente de la edad. «La mayoría de los padres compartirán mi punto de vista», afirmó Obama.
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