El PP despide a Paco Villar

MADRID- Difícil era distinguir ayer un rostro conocido bajo una superposición de paraguas a la salida de la capilla. El cementerio y tanatorio de La Paz, en Tres Cantos, se llenó de allegados a Francisco Villar que quisieron asistir a la misa en honor del diputado y tesorero del Grupo Popular. «Era una persona muy amiga de sus amigos, dentro y fuera del trabajo», comenta Mariano Rajoy. «No tienes más que mirar a tu alrededor». Villar no sólo unió su carrera política al líder del PP, sino que era un buen amigo. «Él es de Santiago, como yo», dice con orgullo. Y añade: «Era una persona con una gran capacidad de trabajo».

Comparten la opinión los que trabajaron para él. «Era un duro adorable. No diré nada más», sonríe Juan José Güemes.

Porque si en algo coinciden sus colegas de profesión es en su capacidad, lealtad y sabiduría a la hora de trabajar. «Como buen gallego, tenía una visión muy acertada y sabia», comenta Federico Trillo. «Siempre tenía una palabra amable a pesar de su sufrimiento». Villar deja un vacío tan significativo que algunos, como Soraya Saénz de Santamaría, su ahijada política, o Ana Mato, guardan silencio. «No soy capaz de hablar».