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La OCDE avala el déficit del 58% si el próximo año se reduce al 3%
Rajoy defiende la soberanía de España: «No tengo por qué pactarlo: es lo sensato, lógico y razonable»
La revisión del déficit para este año realizada por el Ejecutivo español, del 4,4 por ciento fijado por la Comisión Europea al 5,8 por ciento anunciado la semana pasada por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, recibió ayer la aprobación del máximo representante de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Ahora bien, con la condición de que sea un reparto distinto de cargas en los dos próximos años y que en 2013 España sí se atenga al déficit del 3 por ciento. El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, se reunió en La Moncloa con Rajoy, dejando allí un claro apoyo explícito a su «ambicioso programa de reformas» tanto en materia financiera como laboral. Buena nota, por tanto, para un Gobierno del que dijo que es un «ejemplo de determinación» política.
El responsable de la OCDE se mostró comprensible con las razones del Gobierno español para contravenir el déficit impuesto por Bruselas para un contexto económico muy distinto del actual. Y en una línea argumental similar a la utilizada por Rajoy, defendió también que de lo que se trata ahora es de «ajustar los ritmos en el camino» sin renunciar «a nada, ya que no cambia el punto de destino del 3 por ciento en 2013».
En ese sentido, manifestó que saltar del 4,4 por ciento –el compromiso adquirido por el Gobierno socialista– al 5,8 por ciento constituye un paso en la dirección de añadir «transparencia en las cifras» y supone constatar que el «desafío fiscal y presupuestario es mayor que cuando se preveía más crecimiento».
Un plan preconcebido
Rajoy, por su parte, argumentó en su defensa que el Gobierno tiene un «plan preconcebido y estudiado», que se está cumpliendo y que se trasladará al Plan de Estabilidad que en abril hará llegar al Ejecutivo comunitario para que lo evalúe de cara a la cumbre comunitaria de junio.
El presidente del Gobierno también reivindicó, llamativamente, la soberanía de España y su capacidad de decisión en la política presupuestaria y fiscal. Él «no tiene por qué pactar» con la Unión Europea su decisión de subir el objetivo de déficit para este año–precisó–, apostillando, al mismo tiempo, que eso no quiere decir que esté a favor de que cada uno haga lo que quiera.
«Uno no hace lo que quiere, sino lo que le parece sensato, lógico y razonable», explicó, situándose siempre, eso sí, bajo la bandera de la consolidación fiscal. Nuestro país está cumpliendo «escrupulosamente» los compromisos en la recomendación de reducir el déficit estructural una media de 1,5 puntos al año –este año se hará hasta 3,5 puntos–, y en su objetivo de llegar al 3 por ciento en 2013. «Con la Comisión Europea haremos cosas razonables y sensatas porque por fortuna la gente es sensata y razonable», concluyó Rajoy.
Corruptelas y empresas públicas
Cristóbal Montoro ofreció ayer pistas de por dónde podrían ir los nuevos ajustes para cumplir el objetivo de déficit. O, más bien, de por dónde no irán. El ministro de Hacienda aseguró que por su cabeza no pasa bajar el sueldo a los funcionarios o un plan de privatizaciones. Sí contempla, sin embargo, la supresión de empresas públicas, organismos de los que dijo «no están generando servicios y dan lugar a todo tipo de corruptelas». Estas sociedades, añadió, «dan cobijo» a empleos que «no van relacionados con la oferta de servicios públicos y eso es un empleo improductivo, gravoso y costoso para todos». «Hay que adelgazar esa parte de la administración rápidamente e ir a criterios de transparencia», concluyó.
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