Lucha biológica por Ramón TAMAMES

También se conoce como control biológico, y es el conjunto de métodos que se utilizan, cada vez más, para combatir plagas y enfermedades; tanto en el reino vegetal como en el animal, utilizando para ello organismos vivos que entran en pugna con los agentes considerados patógenos.
La estrategia de la lucha biológica consiste, fundamentalmente, en aumentar de forma dirigida la población de los bioenemigos naturales de las plagas (sean insectos, aves u otros especímenes), a fin de que se produzcan mayores ataques, y de ese modo disminuir los efectivos adversarios.
Los mayores éxitos de la lucha biológica están consiguiéndose en sistemas cerrados, como son invernaderos, naves de producción pecuaria, cultivos hidropónicos, etc. Todos ellos, ambientes controlados en términos de temperatura, humedad, CO2; donde la lucha puede librarse con carácter preventivo o curativo.
Como dice el experto Paul Debach, el 50 por ciento o más de los insecticidas que normalmente se emplean en agricultura, son innecesarios y contraproducentes. Pero es preciso demostrar que esa creencia es equivocada y que debe cambiarse la forma de actuar, pasando a la lucha biológica. Algo que está consiguiéndose más y más, para proteger bosques, cultivos, etc.
Charles Valentine Riley (1843/1895), entomólogo inglés que emigró a EE UU, es considerado como primer impulsor de la lucha biológica. Concretamente, entre 1888 y 1889, consiguió una importante reducción de poblaciones agresoras a los cítricos, a base de bioagentes contrarios, lo cual permitió salvar los florecientes naranjales de California.
Entre los avances más recientes en la materia, debe mencionarse al equipo investigador británico que ha configurado una variedad del mosquito que trasmite el dengue; con una mutación genética que provoca la muerte de sus crías antes de llegar a su fase reproductiva. Nace así la esperanza de acabar con una de las plagas más extendidas de Sudamérica, África y Australia.