Crítica de cine

El grano y la paja por Antonio PÉREZ HENARES

El grano y la paja, por Antonio PÉREZ HENARES
El grano y la paja, por Antonio PÉREZ HENARESlarazon

En los campos de pan llevar, o mejor dicho de cerveza, porque ahora lo que más se siembra en ellos es cebada cervecera, ya hace tiempo que se ha separado el grano de la paja. Y no ha ido mal, aunque conseguir que un labrador considere su cosecha «buena» es un imposible metafísico. Un «regular, para ir tirando» es un indicativo de bonanza. Pero este año sí. El cereal ha dado a bastante, tirando a mucho y hasta en tierras pobres y secano los 3.000 y 4.000 kilos por hectárea no ha sido infrecuentes. Además los precios, algo inaudito en un sector donde se pasan, y no es broma, 30 años sin subir, han alcanzado en origen las 33 pesetas en la cebada y las 44 en trigo. Que en el campo y en esto se sigue hablando en pesetas para que nos entendamos todos.
La paja vale menos y a veces ni compensa el recogerla. Para que te paguen a menos de diez pesetillas la alpaca grande, si es que hay quien se la lleve, los agricultores prefieren en ocasiones dejarla en el campo. Sirve de abono, al menos. La moda de quemarla parece que va pasando y esos sustos que nos evitamos. En cualquier caso la prohibición y el sentido común deben regir para no hacerlo hasta que entren las lluvias otoñales. Picarla es la formula más seguida ahora. Pero bien por que se recoge o por picarla lo cierto es que quedan los campos desnudos privados de esas carrilleras que constituían el único refugio de la fauna en especial de aves como la codorniz cuando se recoge la cosecha. Los cazadores las añoran porque sin ellas la avifauna emigrante se da el piro más pronto que tarde.
Con o sin codornices que aguanten sin carrilleras, lo cierto es que muchos ojos se vuelven a la agricultura. Un sector, que es el primario, depreciado y ocultado en la realidad económica española. Y mire usted por dónde, resulta que por ahí puede estar parte de nuestro futuro. De entrada no sería malo que le devolvieran el ministerio que un día tuvo y que pongan a alguien que sepa al menos distinguir, si no el trigo de la cebada, que puede ser de nota, sí al menos el grano de la paja.