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Mourinho también portero
El portugués José Mourinho abandonó por una horas su puesto en el banquillo para enfundarse los guantes de portero en el partidillo que el cuerpo técnico y los empleados del Real Madrid disputaron hoy con los periodistas que siguen a diario la información del conjunto blanco.
Un cambio, del banquillo al césped, que no impidió a Mourinho desgañitarse dando órdenes a sus compañeros de equipo, como si de un partido oficial más se tratase.
Y es que, como todo el mundo sabe, el luso no es de los que les gusta perder, ni siquiera en pachangas como la de hoy, que pese al carácter festivo no se libró del rigor táctico que a Mourinho le gusta imprimir a todos sus equipos.
De ahí que los empleados del Real Madrid se dispusieran desde el inicio con un ortodoxo 4-3-3, corregido constantemente por el preparador luso, que no dudó en asumir, pese a que el puesto de entrenador correspondiera hoy oficialmente al delegado Miguel Porlan Chendo, la dirección de su equipo.
Pese a que se mostró dubitativo en alguna que otra salida, Mourinho salvó a su equipo del primer gol con una buena mano a un tiro raso, que demostró el buen estado físico del preparador madridista.
Aunque para buena condición la de su ayudante Jose Morais, que festejó el primer tanto del encuentro con una espectacular voltereta, que bien hubiera podido firmar en sus mejores años el delantero mexicano Hugo Sánchez.
Gol, que pese a la fama de resultadista que persigue al portugués, no propició el repliegue de los jugadores del club blanco, que encajó el empate en un lanzamiento de penalti que a punto estuvo de atajar Mourinho.
Una pena máxima que curiosamente señaló el propio Mourinho, que corrigió la decisión inicial del ex colegiado Carlos Megía Dávila, delegado arbitral del Real Madrid, que había sacado la falta fuera del área.
Mourinho no dudó en abandonar el área para actuar como un delantero más tras encajar el segundo gol de los "chicos"de la prensa, en una mala salida del luso, que hace dudar de que Mourinho se alinease a sí mismo en un partido.
Pero ni la presencia del de Setúbal en el campo rival permitió remontar el marcador a los empleados del Real Madrid, que cayeron por 2-3 ante la prensa, que sin bolígrafos y micrófonos en mano también atosigó sobre el campo a Mourinho.
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