Psiquiatría
El virus del riesgo por el Dr Bartolomé BELTRÁN
Es insólito que en este momento de la historia tengamos que contemplar a jóvenes disfrutando al correr riesgos. En muchas ocasiones nos sorprenden las noticias con un muerto como consecuencia de la práctica de un «balconing» o en el devenir de actividades poco habituales en una vida con sentido común. Y es que, el individuo sobre el que asientan ese tipo de pulsiones suele tener problemas familiares, sociales, culturales y en muchas ocasiones constituyen un territorio adecuado para la influencia en ellos nociva de los medios de comunicación. Cosa que no ocurre en las personas con criterio y poco vulnerables. Sin embargo, aquellos jóvenes retraídos, con baja autoestima, miedosos, rechazados socialmente y con ganas de imponer su valor individual a costa de llamar la atención, acaban dando la nota desgraciada en el pool de las noticias. Ya sea porque sufren desintegración familiar, manejo inadecuado de problemas cotidianos, falta de orientación, aceptación o identificación. O quizás porque han convivido con la violencia o porque algunos progenitores han consumido drogas o cualquier otra desventura, todos estos jóvenes tienen en el origen individual aspectos emocionales, de personalidad, por educación o por cultura que les influyen sobremanera.
El problema es que la manera de tratar estos asuntos está en abordar el origen particular de cada uno de ellos. Es cierto que hay una contaminación sociológica del problema como si se tratara de un virus o una bacteria. Sabemos del porqué el huésped, el joven, practica riesgos, incluso sabemos cuáles son las causas, pero no solo no somos capaces de abordar con nitidez el tratamiento individualizado, sino que además la comunicación mediática, entre ellos internet, que nos hemos dado permite que este nuevo virus, el de «correr riesgos», circule por nuestros hogares y ante nuestros ojos sin que podamos evitar que den ideas a los jóvenes en riesgo. Seguro.
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