París
El «erotismo chabacano» de Strauss-Kahn
De lo judicial a lo folletinesco a veces sólo hay un paso. El nuevo giro en el caso Tristane Banon así lo demuestra. Es la revelación que confirma no sólo que en el «affaire» sobre la víctima francesa de Dominique Strauss-Kahn todos sus protagonistas callan bastante más de lo que cuentan, sino que destilan estratégicamente sus informaciones.
La última, e inesperada, la realizada por la madre de la joven periodista que acusa al ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI) de haber intentado violarla en 2003. Durante las seis horas que duró el interrogatorio ante la Policía el 13 de julio, Anne Mansouret sorprendió a los agentes al revelar que ella misma había mantenido una relación sexual con DSK hace una década, tal y como publicaba el lunes el semanario galo «L'Express».
Un encuentro íntimo, «consentido» según la responsable socialista, hoy vicepresidenta regional, que se produjo en un despacho de la OCDE, el organismo económico del que DSK era entonces asesor. Tal fue la experiencia que, asegura, no le dieron ganas de repetir. «Se comporta con una obscenidad chabacana», propia de la soldadesca, habría dicho ante los investigadores, describiendo al político galo como un «depredador» en el que «el deseo sexual desencadena un proceso de dominación», escribe la revista. Si decide ahora airear este episodio, que ni la propia Banon conocía, es porque está dispuesta a desenmascarar el retrato de DSK como un simple «seductor», pero incapaz, según los allegados al socialista galo, de violencia alguna. También, porque se arrepiente de haber aconsejado a su hija que no denunciara para evitar ser señalada.
En su declaración ante la Policía, que trata estos días de comprobar la veracidad de las acusaciones de Banon, Mansouret afirma que tras la supuesta agresión previno inmediatamente a su amiga y ex mujer de DSK, Brigitte Guillemet.
Pero ella, que fue interrogada por la Policía, niega tal contacto y, por eso, ayer confirmó que interpondrá denuncia por «difamación». Bannon pretende demostrar un «intento de violación» y para ello asegura contar con testimonios de periodistas y personalidades. Sin embargo, la falta de pruebas materiales podría reducir el cargo a una «agresión sexual», en cuyo caso no habría juicio porque, ocho años después, los hechos habrían prescrito.
Especialmente esperada es la declaración del ex primer secretario del Partido Socialista, François Hollande, que hasta el momento no ha aclarado hasta qué punto conocía, como máximo dirigente en la época, el «caso Banon», que ahora podría resultar fatal para sus aspiraciones elíseas como candidato a las primarias de su formación.
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