Nueva York
«No es casualidad que el congreso se haga en España»
Líder del trasplante en España. Forma parte de esa generación que «inconformista y ambiciosa» partió al extranjero para aprenderlo todo sobre el trasplante de hígado y volver a España para crear unidades especializadas, hoy reconocidas mundialmente. Este mes, se convertirá en el presidente de la sociedad de trasplante hepático más prestigiosa a nivel mundial.
–¿Qué es la Sociedad Snternacional de trasplante hepático (ILTS)?
–Es una sociedad mundial que tiene sus raíces en Estados Unidos, pero con una representación europea y asiática muy importante. Abarca a todo aquello que tiene que ver con el trasplante de hígado, desde aspectos básicos, pasando por la técnica quirúrgica y el tratamiento de la inmunosupresión. Es muy relevante dada la gran repercusión clínica que ha tenido el trasplante y sus resultados, que son espectaculares.
–¿Cómo se prepara un congreso de estas características?
–En primer lugar, se solicita hacerlo en un país determinado y se plantean una serie de objetivos, de convocatoria, de capacidad de liderazgo, de ciudad atractiva... Nosotros planteamos la candidatura de Valencia en 2005 y cumplimos bien los requisitos, ya que tenemos la actividad de trasplante hepático más importante de Europa y nuestra repercusión científica es de muy buen nivel.
– ¿Cuál ha sido la acogida?
–Queda gente por inscribirse pero estamos en los 1.300, lo que supera con creces el congreso más atractivo organizado hasta ahora, el de Nueva York. A nivel científico, se van a tocar temas sumamente interesantes que van a modificar la actividad del trasplante.
–¿Qué papel tendrán los grupos españoles?
– Creo que España va a hacer un papel bastante bueno. Evidentemente, no dejas de luchar contra todo el mundo, pero aun así España es referente en varios aspectos, como sobre el conocimiento del virus de la hepatitis C y los problemas asociados –la recidiva, el tratamiento o evitar su reaparición–. También tenemos un grupo muy compacto, especializado en el hepatocarcinoma, que tiene una gran capacidad de convocatoria y de repercusión, no sólo científica, sino también clínica. Otro aspecto sobre el que podemos decir muchas cosas es la técnica del «a corazón parado». El problema de la falta de órganos y la necesidad de más hace que busquemos sistemas y el «a corazón parado» se está utilizando cada vez más y permite trasplantar un 10 por ciento más. Junto a Estados Unidos, somos el grupo más potente en este aspecto.
–¿Cómo logran posicionarse en el mundo los grupos españoles?
–Es curioso, España no tiene una historia de trasplante y menos de hígado. Cuando se realizó el primero en 1963, en España aún estaba «en pañales». Es, a partir del año 83-84, cuando se hace el primer trasplante de hígado en España, cuando se dispara la especialidad y dos aspectos en concreto. La donación, porque no se preveía que el sistema, que se inició en el Clínic, fuera a ser tan eficaz, y los resultados. No se esperaban unos resultados tan buenos del trasplante de hígado, con una supervivencia a los cinco años del 75 por ciento. En todo ello, los grupos españoles han demostrado una dedicación tremenda, pero tanto es así, que Henry Bismuth, uno de los poderes fácticos del mundo de la cirugía hepática, me dijo una vez: «¿Ustedes, los españoles, qué han hecho, antes no estaban en ningún sitio y ahora están en todas partes?». Ahora, tendríamos que tener más repercusión, pero hablamos poco inglés y eso limita.
–¿Está asegurada la renovación generacional de cirujanos?
– Hay gente muy buena. Lo que ocurre es que formar no es cosa de dos días, ni con los años de residencia. Hay que garantizarles unas posibilidades de trabajo, un éxito económico, porque si no se irán. Fuera no hay tanta gente formada como en España y pueden cobrar 20 veces más.
–¿Se están yendo ya?
–Sí, en estos momentos, el que lleva el programa de trasplante de hígado, páncreas y riñón en Birmingham es un español, muy buen cirujano y muy bien formado en Vall d'Hebron que no pudo encontrar su camino aquí. Está contento pero le gustaría estar aquí. En Estados Unidos también hay españoles.
– ¿Cuáles son los retos del trasplante de hígado?
– Por un lado, llegar a todos, sin que nadie muera en la lista de espera y, por otro, erradicar el virus C, que actualmente es lo que condiciona la supervivencia de los trasplantados de hígado. Tenemos que mejorar las cifras de donación, potenciar el «a corazón parado» y seguir con el donante vivo. El objetivo es reducir el trocito de hígado que sacamos al donante para minimizar los riesgos. Es uno de los aspectos que se van a plantear en Valencia.
– ¿Tienen resultados?
– No están siendo los que se obtiene con el trasplante del lóbulo derecho, que es el 65 por ciento del hígado. Ahora pretendemos utilizar el izquierdo que representa un 30 por ciento.
– ¿Van a afectar los recortes a los programas de trasplante?
– Hay que reconocer de forma absoluta los programas de trasplante españoles. Los recortes van a influir porque ¿qué quiere decir ser más eficientes? ¿Más de lo que somos hasta ahora si nos comparas con el resto del mundo? Eso es encubrir los recortes. Y normalmente se recorta en aquellos que realizan la actividad, lo que es un peligro. Porque el trasplante no es sólo la cirugía, es el seguimiento del paciente, visitarlo, preocuparse cada día. No digo que influya en la actividad, pero sí en la actitud y el compromiso del médico, sobre todo, de los nuevos que van a ver una falta de horizonte claro. Es verdad que la medicina es vocación pero todos vivimos, tenemos una familia y necesidades.
–A partir de Valencia, será el presidente de ILTS. ¿Qué se propone hacer?
–Uno de los aspectos que nos preocupa es la «explosión» del trasplante en los países asiáticos y, sobre todo, en China, porque no obedece a todo lo que nos gustaría según las directrices éticas. Uno de los esfuerzos más importantes es dar a conocer estos aspectos y que puedan ser aplicados. Hay otros países en los que merece la pena influir, como los países árabes, donde la donación prácticamente no existe, o India, que tiene un potencial impresionante pero se están aplicando unas directrices en donación en vivo que no son todo lo que nos gustaría.
–¿Qué le motiva a presentarse a la presidencia?
–No te lo planteas, sí el estar en la sociedad, el comunicarte desde un punto de vista científico y presentar tus datos y publicarlos. Y, de repente un día, como me ocurrió a mí, un cirujano francés muy reconocido y me dijo «Juan Carlos queremos que estés en el consejo –de la sociedad–». De ahí, entras en una situación que te exige más, porque tienes que viajar y comprometerte, pero te sientes orgulloso. Al fin y al cabo, voy a ser el primer presidente español de la sociedad internacional de trasplante hepático y ésto marca un antes y un después para España. Además, a me gustaría que esto siguiera más adelante. Pero el primer estimulo que tenemos que trasladar a las jóvenes generaciones es que dedicarse al trasplante de hígado tiene futuro.
–¿Que aportará el congreso a España?
–Por de pronto, un reconocimiento a la medicina y la sanidad españolas. Que se haga en Valencia, en España, no es casualidad. En segundo lugar, creo que un gran porcentaje de los participantes va a tener un interés por España, no sólo el lúdico de conocer ciudades... Por ejemplo, en el Clínic recibiremos representaciones de China y Japón que quieren conocer el centro y el programa de trasplante. La idea es que se haga en otros hospitales.
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