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Italia nos adelanta por César Vidal
Hace unos meses, dentro de ese marasmo en que, por una razón o por otra, se ha ido convirtiendo la Europa mediterránea, los españoles nos podíamos permitir algunos consuelos. De entrada, todo parecía indicar –e indicaba bien– que los días del PSOE al frente del gobierno nacional estaban contados. Por añadidura, si recorríamos con la mirada nuestro entorno más cercano podíamos ver a una Grecia que estaba en una situación peor, a una Portugal a punto de ir a la suspensión de pagos y a una Italia que se ahogaba bajo el efecto conjunto de una izquierda disparatada y de un berlusconismo exhausto y agotado. En términos comparativos, no sólo nuestro futuro daba la sensación de ser más halagüeño por la perspectiva de perder de vista a ZP y sus cuates, sino también porque los demás estaban en circunstancias notablemente peores. A día de hoy, Grecia no está mejor, pero Portugal se ha tomado con aplicación sus obligaciones y –reconozcámoslo– Italia ya nos ha adelantado en la huida del desastre. De entrada, cualquiera que compare la prima de riesgo de Italia con la de España puede captar que nos hemos quedado atrás. Pero lo más inquietante no es este dato, sino el hecho de que mientras Italia ha ido haciendo los deberes de manera continuada y sin pausa, en nuestro caso, nos hemos atascado. De entrada, en Italia se estableció un gobierno de tecnócratas que, ciertamente, no tenía mucho arraigo entre los partidos que no habían sido capaces de conjurar la crisis, pero que está formado por figuras de primera fila. Gracias a esos técnicos, más preocupados por hacer las cosas bien que por ganar las elecciones, Italia ha ido saneando la banca, ha impuesto una reforma laboral que no se ha atrevido a criticar nadie a pesar de ser más áspera que la del PP y ha tascado el freno al gasto público, como no puede ser menos. En inquietante paralelo, el PP ha impulsado una reforma laboral marcada por la moderación o, según algunos, por la tibieza, pero a la que se oponen en un ejercicio irresponsable de demagogia las izquierdas y los sindicatos; y ha permitido, con no poco riesgo, que las CC AA sigan teniendo una barra libre que, especialmente por lo que se refiere a Cataluña y Vascongadas, resulta intolerable. Baste decir que mientras que el gobierno vasco ha multiplicado su endeudamiento por nueve desde que comenzó la crisis, Cataluña se ha convertido en la CC AA más endeudada de España acaparando la tercera parte de la deuda total. Sé que muchos esperan que, tras las elecciones andaluzas, el gobierno del PP emprenda los ajustes necesarios y que, por añadidura, redacte unos presupuestos austeros. Más nos vale que así sea porque, de momento, Italia nos adelanta, pero si el gobierno de Rajoy no realiza los indispensables ajustes, podemos sufrir la suspensión de pagos antes de que concluya el año.
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