Caso Faisán

Pamiés cree que Ruz busca en él un «culpable perfecto»

Pablo Ruz ha llevado a cabo una investigación «infantil» del «caso Faisán» buscando «un culpable perfecto» que ha encontrado en el jefe superior de Policía del País Vasco.

Investigación «infantil». Según la defensa, Ruz ha construido la investigación «como hacen los niños a la hora de resolver los laberintos».
Investigación «infantil». Según la defensa, Ruz ha construido la investigación «como hacen los niños a la hora de resolver los laberintos».larazon

El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz ha llevado a cabo una investigación «infantil» del «caso Faisán» –el presunto chivatazo que alertó a ETA de una operación contra su red de chantaje en mayo de 2006– buscando «un culpable perfecto», que ha encontrado en el jefe superior de Policía del País Vasco, uno de los tres procesados en esta causa por colaborar con ETA o encubrimiento y revelación de secretos. Así lo entienden al menos los abogados de Enrique Pamiés, José María Fuster-Fabra y María Ponte, que ayer mismo recurrieron esa decisión del instructor. Y es que según los letrados, Ruz ha construido la investigación «como hacen los niños a la hora de resolver los laberintos donde hay varios caminos por los que el ratón debe llegar al queso: van al queso y de ahí hacia atrás llegan al ratón».
A lo largo de 60 folios, los abogados desgranan los motivos por los que consideran que la investigación está «viciada» y «claramente orientada» hacia un único objetivo: exculpar al equipo investigador dirigido por el comisario Carlos Germán. Los letrados se quejan de que el magistrado no haya investigado los repetidores franceses (para arrojar luz sobre la llamada que alertó a Joseba Elosua, dueño del bar Faisán de Irún, de la inminente operación policial), ni los teléfonos vía satélite ni las llamadas salientes. Además, consideran «altamente sospechosos» los cortes en las grabaciones efectuadas en el local.
El hombre que, según Ruz, avisó a Elosua a través del móvil tiene en su currículum policial –recuerda su defensa– la detención de más de 500 etarras y la desarticulación de 50 «comandos».