Ahora Madrid

La resaca del Orgullo

Se confirmaron los peores presagios de los vecinos del barrio de Chueca y alrededores. Como ya advirtieron las asociaciones de vecinos del distrito Centro, la resaca del Orgullo Gay ha producido la mayor cantidad de desperdicios de los últimos años: 172.000 kilos.

La resaca del Orgullo
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El comienzo de esta edición de la fiesta reivindicativa estuvo marcado por la polémica del ruido que alteraba el descanso de los vecinos, pero al finalizar la suciedad se convirtió en el mayor problema. La ciudad de Madrid amaneció con los síntomas clásicos de haber vivido una macrofiesta en sus calles. Pese a las medidas que llevó a cabo el Ayuntamiento para evitar la degradación de la vía pública, lo cierto es que durante la madrugada, la capital tenía el aspecto de un estercolero.

El dispositivo de limpieza recogió un total de 172.000 kilos de basura, casi el doble de lo que se generó el año pasado. La manifestación festiva sólo dejó unos 14.000 kilos más que el año anterior, pero el resto de espacios registraron cerca de 62.000 kilos de más. A consecuencia de ello, el dispositivo de limpieza que puso en marcha el Ayuntamiento de Madrid fue también más numeroso que otras veces, con unos 405 operarios y 122 vehículos, en su mayoría baldeadoras de agua. Los operarios necesitaron hasta siete horas para eliminar todo rastro de la celebración y la explanada más afectada fue la Plaza de España, donde concluyó la cabalgata y donde el botellón prosiguió hasta el día siguiente.

Los residuos fueron retirados tanto de la vía pública como del interior de los 93 contenedores (53 para restos y 40 para envases) que el Área de Medio Ambiente había distribuido por las calles por donde discurrió la cabalgata. Sin embargo, aún quedan restos del Orgullo Gay 2011, porque las calles de Chueca se convierten en improvisados baños públicos. En esta época del año, los olores se hacen más fuertes y los vecinos se quejan de la falta de civismo de los asistentes a la fiesta. Finalmente, se unen estos tres factores (ruido, orines y botellón), algo que se convierte en un cóctel molotov para todo el barrio.

Hartos de esta situación, las asociaciones de vecinos luchan para evitar que la gran fiesta gay vulnere sus derechos y denigre al barrio. La práctica del botellón es el principal productor de la suciedad durante las fiestas porque nadie recoge los desperdicios que genera. Además de eso, las barras que permiten instalar a los locales nocturnos durante el Orgullo Gay fomentan el consumo de alcohol en la calle con total impunidad. Este año se han retrasado los horarios de cierre dos horas, por lo que esta práctica se alarga toda la noche y el dispositivo de limpieza tiene que empezar a trabajar más tarde.

Por ello, ayer por la mañana era imposible caminar por las calles. Los vecinos madrileños no pudieron pasear por los parques y plazas, al encontrarse con los trabajadores de la limpieza y aún con el rastro de desperdicios que la fiesta había generado. Finalmente, ayer se despidió el Orgullo Gay 2011 con las últimas actuaciones previstas en el escenario de la plaza del Rey, uno de los pocos espacios donde los vecinos reconocen que «la situación es soportable».

Un vertedero en la ciudad
Los parques y zonas verdes, así como las plazas, se convirtieron en testigos directos de la suciedad que genera una macrofiesta como el Orgullo Gay. Los trabajadores de la limpieza, unos 400, tardaron 7 horas en eliminar cualquier rastro del evento, aunque los malos olores tardarán más tiempo en desaparecer de las calles de la capital, que a menudo fueron utilizadas como baños públicos.